martes, 2 de noviembre de 2010

DÍA DE LOS DIFUNTOS


Una de las tradiciones de la fiesta de Todos los Santos y especialmente del día de Difuntos es la representación teatral del drama romántico Don Juan Tenorio, de José Zorrilla. Si revisamos esta obra, o su anterior versión “El Burlador de Sevilla” de Tirso de Molina, encontramos rápidamente la razón de esta tradición: Don Juan, el joven seductor, pendenciero y sacrílego reta a la estatua del sepulcro de Don Gonzalo de Ulloa, a quien ha escarnecido en vida, a que asista a un banquete que dará en su honor.

Esta cena macabra es un desafío lanzado al mundo de ultratumba que responde: la estatua del Comendador Don Gonzalo de Ulloa aparece en la cena y se sienta junto al resto de comensales, después exigirá la misma cortesía: Don Juan debe acudir al sepulcro en el que ahora se encuentra el padre de Doña Inés para compartir con los muertos mesa y mantel.

Don Juan no haría honor a su fama si no asistiera a tal comida y en el último acto de la obra podemos ver los manjares que en la tumba le son ofrecidos: culebras, escorpiones, cenizas,… son los alimentos que le anuncian lo que sucederá: ya no está entre los vivos, lo que le espera, lo que ya es: fuego y cenizas. Todo lo que de sagrado queda en el mundo, es decir, todo lo que ha sido burlado y deshonrado el seductor a lo largo de su vida toma aquí venganza y es testigo de cómo la estatua del comendador arrastra a Don Juan a los infiernos, los mismos de cuya existencia dudaba en esta escena de la obra.

JUAN: ¡Hola! ¿Parece que vos
sois ahora el que teméis,
y mala cara ponéis
a los muertos? Mas, ¡por Dios
que ya que de mí os burlasteis
cuando me visteis así,
en lo que penda de mí
os mostraré cuánto errasteis!
Por mí, pues, no ha de quedar
y a poder ser, estad ciertos
que cenaréis con los muertos,
y os los voy a convidar.
AVELLANEDA: Dejaos de esas quimeras.
JUAN: ¿Duda en mi valor ponerme,
cuando hombre soy para
hacerme
platos de sus calaveras?
Yo, a nada tengo pavor.

(Dirigiéndose a la estatua de DON GONZALO, que es la que tiene más cerca.)
Tú eres el más ofendido;
mas si quieres, te convido
a cenar comendador.
Que no lo puedas hacer
creo, y es lo que me pesa;
mas, por mi parte, en la mesa
te haré un cubierto poner.
Y a fe que favor me harás,
pues podré saber de ti
si hay más mundo que el de
aquí,
Y otra vida, en que jamás,
a decir verdad, creí.





DON JUAN TENORIO

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