sábado, 6 de febrero de 2016

CIEN AÑOS DE LA MUERTE DE RUBÉN DARÍO


El 6 de febrero de 1916 moría en León (Nicaragua), la ciudad en la que había pasado una parte de su infancia, el poeta Rubén Darío. A pesar de que no vivió mucho tiempo en nuestro país los españoles consideramos a Rubén Darío como si fuera uno de los nuestros. De hecho, todos los manuales y antologías de “Literatura Española Contemporánea” han tratado siempre su obra como la de uno más de los poetas modernistas de nuestra literatura. Algunas de sus poesías son de las más conocidas entre nosotros y su nombre se evoca con frecuencia entre los grandes poetas en lengua castellana.

En este 2016 plagado de conmemoraciones y efemérides, en el centenario de su muerte recordamos a un poeta que vivió hasta el límite los placeres de la vida, que gozó de la popularidad y de la admiración de toda la América hispánica, que fraguó su propia decadencia en ríos de alcohol y cuya precariedad económica lo convirtió en víctima de sus propias contradicciones.

También recordamos su poesía que puede servir igualmente en este 2016 para rendir homenaje a Miguel de  Cervantes  Saavedra en el cuarto centenario de su muerte.

SONETO A CERVANTES

Horas de pesadumbre y de tristeza
paso en mi soledad. Pero Cervantes
es buen amigo. Endulza mis instantes
ásperos, y reposa mi cabeza.

Él es la vida y la naturaleza,
regala un yelmo de oros y diamantes
a mis sueños errantes.
Es para mí: suspira, ríe y reza.

Cristiano y amoroso y caballero
parla como un arroyo cristalino.
¡Así le admiro y quiero,

viendo cómo el destino
hace que regocije al mundo entero
la tristeza inmortal de ser divino!

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