domingo, 14 de marzo de 2010

VIAJE POR LA MEMORIA CON MIGUEL DELIBES

Nunca fui un estudiante empollón. Solía estudiar lo imprescindible para ir pasando, pero siempre establecí una frontera entre Ciencias y Letras. Mi terreno estaba en éstas. A las Ciencias las aborrecía. Era un poco corto de vista y me suponía demasiado esfuerzo mirar al encerado. Aprendí a leer en una edición simplificada de El Quijote. No me gustaba. No recuerdo a nadie que me animara a leer. La disposición a hacerlo nació conmigo. Leía en casa, en invierno al calor del brasero. A veces pasaba horas sobre un libro. Luego, ya con mi novia, organizábamos nuestras lecturas y nuestra biblioteca.

Viaje por la memoria con Miguel Delibes.

En: Alacena. Madrid, 1998, nº 31, p. 10-12.

FUENTE: FUNDACIÓN GERMÁN SÁNCHEZ RUIPÉREZ

0 comentarios: