miércoles, 4 de diciembre de 2013

VIAJE AL INTERIOR DE PISA



El informe PISA de la OCDE es, sin duda, después de 13 años y cinco ediciones, la más famosa evaluación internacional sobre los resultados escolares de todo el mundo. Casi nadie discute la importancia de una monumental base de datos educativa que contiene todo tipo de información (no solo de los resultados de las pruebas, sino sobre los colegios, los intereses de los estudiantes, los profesores, las familias, los medios materiales…) acerca de cientos de miles de alumnos de 15 años de todo el mundo. En esta última prueba han participado 295.416 jóvenes de 67 países y regiones (por ejemplo, de China participan por separado, Hong Kong y Shanghái). Sin embargo, a medida que aumentaba el éxito de PISA también se han ido acumulando las críticas.

Las hay desde las que simplemente se quejan del uso que se hace de sus resultados en forma de ranking de países (algo que desaconsejan los propios responsables de la OCDE) o con lecturas que no reflejan los matices evidentes de unos resultados estadísticos que, por supuesto, tienen margen de error, ni la dificultad de hacer comparables mediante preguntas concretas de un examen tradiciones e historias educativas tan distintas. Pero también las hay que enmiendan la totalidad del informe, pues aseguran que formalmente no está bien hecho (por la selección de las preguntas, o por las fórmulas estadísticas utilizadas), lo cual lo convierte, simplemente, en inservible para lo que pretende: evaluar y comparar los resultados de los sistemas educativos de todo el mundo de tal manera que se pueda saber el impacto de sus políticas y guiar decisiones futuras.

¿En qué consiste la prueba y cómo se llega hasta los resultados finales?
Cada país elige una muestra estadísticamente representativa de alumnos de 15 años (da igual que hayan repetido y no estén en el curso que les corresponde; en España, cuarto de ESO); edad a la que en la inmensa mayoría de los países se acaba de terminar o se está a punto de acabar la escolarización básica y obligatoria. A los estudiantes de esa muestra se les hace un examen.

¿Sobre qué?
Los responsables del estudio declaran que su objetivo no es descubrir si los alumnos se saben los contenidos de las asignaturas o las áreas de estudio sino evaluar lo que los alumnos saben hacer con lo que han aprendido, es decir, lo que han llamado destrezas en lectura, matemáticas y ciencias. En cada edición (cada tres años desde el 2000), el examen se centra en una de esas competencias, concentrando la mayor parte de las preguntas que contestan los estudiantes. El que se presenta hoy se centra en matemáticas. “Cada encuesta PISA incluye unas siete horas de material de prueba. Después, cada estudiante hace una prueba de dos horas con una combinación de los materiales, diferente para cada estudiante”, explica la web de la OCDE. Aseguran, además, que las preguntas se van expurgando año a año para eliminar aquellas que puedan tener un sesgo cultural o lingüístico que condicione los resultados (cada país, claro, lo hace en su propio idioma). Algunas de las preguntas de las pruebas se publican después (se pueden consultar en inglés aquí), pero no todas, pues hay una serie de cuestiones que se repiten año tras año para que los resultados se puedan comparar.

Los resultados de los alumnos se dividen en escalas de rendimiento, desde el nivel 1, donde están los alumnos que únicamente son capaces de responder bien a preguntas “que solo requieren de las habilidades más básicas para completar”. A medida que aumenta la dificultad de las preguntas que saben responder, sube el nivel hasta el 5. Una vez que la prueba de un estudiante ha sido corregida, su puntuación en la lectura, matemáticas y la ciencia se sitúa en la escala apropiada. Después, “la puntuación de cada país participante es el promedio de todas las calificaciones de los estudiantes en ese país. La puntuación media de los países de la OCDE es de 500 puntos y la desviación estándar es de 100 puntos. Alrededor de dos tercios de los estudiantes en todos los países de la OCDE puntúan entre 400 y 600 puntos”, es decir, que están en la media. No se da una nota combinada de cada país, sino separada en cada una de las áreas. Y advierten en cuanto a los ranking: “Las puntuaciones reflejan una pequeña medida de la incertidumbre estadística y, por tanto, solo es posible informar de un rango de posiciones en el que un país puede estar colocado. Por ejemplo, en PISA 2003 se informó ampliamente que Finlandia y Corea del Sur fueron primero y segundo en la prueba, cuando en realidad solo podemos decir que, entre los países de la OCDE, el rango de Finlandia estuvo entre el primero y el tercero, y el de Corea del Sur, entre el primero y cuarto".

FUENTE:ELPAIS.ES




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