viernes, 27 de enero de 2012

DIEZ LECTURAS PARA NO REPETIR NINGÚN HOLOCAUSTO

El 1º de noviembre de 2005, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la resolución 60/7 en la que designó la fecha del 27 de enero Día Internacional de Conmemoración anual en Memoria de las víctimas del Holocausto. El 27 de Enero de 1945, el ejército soviético liberó el mayor campo de exterminio nazi, en Auschwitz-Birkenau (Polonia). Coincidiendo con esta efeméride recordamos 10 lecturas para (intentar) entender Auschwitz:

Si esto es un hombre. (El Aleph).Primo Levi.
El joven judío italiano Primo Levi vio abrirse la boca enrejada del campo de exterminio desde su vagón de ganado. Esta primera parte de su “Trilogía de Auschwitz“ (continuada por “La tregua” y “Los salvados y los hundidos’” es una de las memorias de cautiverio más famosas del siglo XX. Levi fue al nazismo lo que Solzhenitsyn al gulag soviético: sobria expresión y costumbrismo del abismo. De aquella colmena de campos polacos también nos ha quedado “Nuestro hogar es Auschwitz” (Alba), de Tadeus Borowsky. Tanto Levi como Borowsky se llevaron consigo las púas, el maltrato y el número tatuado). Los dos se suicidaron.



Diarios (Debolsillo).Ana Frank.
Las teorías raciales de Alfred Rosenberg fueron parte del esqueleto intelectual de los nazis. Les venían como anillo al dedo. Cómodas. La parte incómoda venía después, con el asesinato sistemático de niños. Ana Frank, de 13 años, vivió con su familia y los Van Pels detrás de una biblioteca giratoria en la empresa de su padre, en la Prinsengracht 263, de Amsterdam. Hoy es un museo. Fueron dos años en total (del 42 al 44) esperando a los ogros de la Gestapo. Una mañana aparecieron. Para entonces, había escrito unos diarios de adolescencia de clausura que ya son universales. Ella, su hermana Margot, y su madre murieron en Auschwitz.

Auschwitz, los nazis y la solución final (Crítica).Lawrence Rees.
El 20 de enero de 1942, los jerifaltes del III Reich se reunieron en una villa junto al lago de Wannsee para hablar abiertamente del exterminio judío. Aquello se llamó “solución final”. Como epílogo a unos documentales para la BBC, Lawrence Rees escribió en 2005 un libro basado en cientos de entrevistas a miembros activos y pasivos. Antiguos miembros de las SS no arrepentidos, judíos emigrados a América o a Israel… Un escandaloso clásico reciente, metódicamente similar a ‘El holocausto japonés’.


Eichmann en Jerusalén (Debolsillo).Hannah Arendt.
Adolf Eichmann fue el responsable del Departamento de Emigración Judía y estuvo en la mentada conferencia de Wannsee. Hacia 1960, vivía en Buenos Aires, se llama Ricardo Klement y trabaja en una oficina de Mercedes Benz. En mayo de ese año el Mossad lo secuestró y se lo llevó a Jerusalén para ser juzgado (y ahorcado). Aquello se llamó “Operación Garibaldi“. La filósofa Hannah Arendt cubrió para ‘The New Yorker’ el irregular proceso y trazó un retrato de Eichmann. Sus artículos acabaron por convertirse en un libro clásico con un subtítulo esclarecedor: “La banalidad del mal“. El monstruo era un gris burócrata.

Los límites del perdón (Paidós).Simon Wiesenthal.
Superviviente de Mauthausen, Wiesenthal fue un reconocido rastreador de nazis huidos desde el Centro de Documentación Judía de Israel. El mismo Adolf Eichmann o Karl Silberbauer, responsable del arresto de Ana Frank, fueron algunos de sus ‘trofeos’ más famosos. Llevó a los tribunales a más de 1.000 nazis. Este libro autobiográfico propone el dilema del perdón y lanza la patata caliente a personalidades como Primo Levi, el cardenal Künig, el Dalai Lama, o Tzvetan Todorov. Otro clásico, entre el ensayo y la autobiografía, que clama justicia es ‘Más allá de la culpa y la expiación’ (Pre-textos), de Jean Améry.

Sin destino (Acantilado).Imre Kertész.
Gyorgy Köves es un personaje de ficción. Como Kertész, es un judío de Budapest, un flacucho adolescente. Ambos son deportados a Auschwitz. El joven Köves visita también Buchenwald y Zeitz. El Nobel de Literatura de 2002 escribió su primera novela en 1975 y se abrió a sus recuerdos con una máscara puesta. Se trata de una novela de formación entre chimeneas antropófagas y ladridos de perro. Mejor le fue a Joseph Joffo, otro niño con gorra y estrella de David en la pechera, tal y como lo relata en “Un saco de canicas” (Debolsillo), que evitó lo peor con su fuga constante por la Francia ocupada.



Escapar de Sobibor (Planeta).Richard Rashke.
Sobibor era un campo de exterminio de la zona oriental de Polonia, entre Treblinka y Belzec. Aunque era el más pequeño de los tres recintos, allí fueron gaseados 250.000 judíos. Incluso Mathaussen, Auschwitz o Dachau fueron menos eficientes que Sobibor, donde los e ‘huéspedes’ eran asesinados en cuestión de 24 horas. Rashke cuenta cómo, en octubre de 1943, 600 cautivos se rebelaron, alentados por el ejemplo de los héroes del gueto de Varsovia, mataron a los oficiales y saltaron las verjas. 300 de ellos consiguieron llegar al bosque y sobrevivir. Algunos ofrecen su testimonio al autor.



Un español frente al Holocausto (Temas de Hoy).Diego Carcedo.
Ángel Sanz-Briz, diplomático de la embajada española de Budapest, consiguió salvoconductos para llevar a 5.200 judíos húngaros a España. 4.000 más que Schindler. Hoy, ambos poseen el título de “Justo entre las Naciones” que otorga el Museo del Holocausto de Israel. Cuando en 1944, los alemanes invadieron Hungría, Sanz-Briz arriesgó su vida para cobijar a los judíos con la excusa de que eran sefardíes, españoles. Los tuvo en dependencias de la embajada alquiladas “ad hoc” hasta que pudo sacarlos. En realidad, sólo 200 de ellos eran verdaderos judíos sefarditas.

La destrucción de los judíos europeos (Akal).Raul Hilberg.
Un auténtico clásico historiográfico. Entre 1948 y 1961 Hilberg levanta este libro monumental (que es el adjetivo que se emplea para libros como este, de 1.456 páginas). La cuestión es: ¿cómo se llevó a cabo el asesinato de seis millones de personas? La articulación social y burocrática y tecnológica de semejante proyecto en medio de una guerra es el objeto de esta exhaustiva exposición. Hilberg pone el acento en la maquinaria de fondo, tras los ojos alemanes. Como contrapunto (el lado de las víctimas) se puede citar un libro reciente, también exhaustivo, y “monumental” (1.700 páginas): “El Tercer Reich y los judíos” (Galaxia Gutenberg) de Saul Friedländer.



El hombre en busca de sentido (Alianza).Victor Frankl.
Este libro tuvo como primer título (en 1959) “Del campo de muerte al existencialismo“. Aquí Frankl, uno de los más ilustres psiquiatras de Viena es internado (otro más) en Auschwitz. El shock inicial, la apatía posterior, la despersonalización, la crueldad de los ‘capos’ judíos, y el peso de la losa del sinsentido ya en libertad son pormenorizadas en este trabajo de campo en el campo de trabajo.


FUENTE: elmundo.es

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