jueves, 14 de noviembre de 2019

JOAN MARGARIT PREMIO CERVANTES 2019


Fuente: Wikipedia.org
El poeta catalán Joan Margarit (Sanahúja, Lleida, 1938) ha recibido el Premio Cervantes correspondiente a 2019. Así lo ha anunciado este jueves el ministro en funciones de Cultura y Deporte, José Guirao: "El premio ha recaído en un grandísimo poeta en lengua española y catalana y que era merecedor del premio, como otros anteriores y que vendrán".

El jurado argumenta que Margarit merece el galardón "por su obra poética de honda trascendencia y lúcido lenguaje, siempre innovador. Ha enriquecido tanto la lengua española como la lengua catalana, y representa la pluralidad de la cultura peninsular en una dimensión universal de gran maestría".


Joan Margarit es uno de los ángulos de la poesía en catalán. Y uno de los más leídos poetas en español. Esa bifrontalidad ha sido siempre el camino de ida y vuelta de su escritura. El catalán como lengua materna y el español como idioma de vida. Arquitecto y catedrático de Estructura de la Universidad de Barcelona, su escritura es de una claridad iluminadora.

Margarit es un hombre de un vitalismo contagioso. Traduce sus propios poemas. Está en un momento de placidez, de calma, como alguien que tiene en la poesía su lugar de memoria, su bálsamo contra todo aquello que fue daño. La infancia solitaria, el franquismo como horma, la muerte de dos hijas... Publicó hace poco más de un año sus memorias, Para tener casa hay que ganar la guerra (Alianza), donde buceaba en sus primeros años, en los sucesivos cambios de casa, en la figura totémica de una abuela analfabeta que fue su mejor estímulo para saber vivir y escribir.

POEMA DEDICADO A SU HIJA JOANA, FALLECIDA A LOS 30 AÑOS
'Un cuento'

No digas nada, Joana,
tan sólo escúchalo y no digas nada.
Íbamos caminando en la lluviosa
mañana por el pueblo adormecido,
entrábamos despacio
por una larga calle de adoquines
que no llevaba hacia ninguna parte.
Los niños nos llamaban con canciones
para acercamos al canal, que viésemos
su casa reflejándose en el agua.
Te gustaba, ¿recuerdas?,
ver a los niños. Al marchamos
quedaban sus caritas pegadas al cristal,
sus voces apagándose en el agua.
Llegamos tarde. Demasiado. Tanto
que siempre volveremos separados:
ese es el precio por haber podido
entrar dentro de un cuento.
Y qué suerte encontrarte ahora aquí,
de madrugada, convertida en patio:
esto quiere decir que todo el tiempo
estabas junto a mí en la oscuridad.


FUENTE: ELMUNDO.ES

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