27 DE MARZO
DÍA INTERNACIONAL DEL TEATRO
Gracias a una iniciativa de la UNESCO se creó este día en 1961, por el Instituto Internacional del Teatro (ITI), organización internacional no gubernamental en el dominio de las artes escénicas.
Tras el cruento conflicto que supuso la II Guerra Mundial, las mujeres y los hombres de teatro manifestaban su esperanza –y su confianza- de que el arte escénico estableciera lazos permanentes de solidaridad y comprensión entre los países. Así, en 1948, nace el Instituto Internacional, y en 1961, en el noveno congreso del ITI, en Viena, un delegado de Finlandia propone la creación del Día Mundial del Teatro.
Se fija el 27 de marzo porque era el día en que se inauguraba en París el festival "Teatro de las Naciones, ITI, UNESCO" que reúne a representantes de todos los países del mundo.
Desde 1962, una personalidad del mundo del teatro o una figura conocida por sus cualidades de corazón y espíritu es invitada a escribir el Mensaje Internacional, traducido a 20 idiomas, leído delante de decenas de millares de espectadores del mundo entero y difundido por los medios de comunicación de los cinco continentes. El 27 de marzo de 2008 Robert Lepage leyó el siguiente mensaje:
"Existen varias hipótesis sobre los orígenes del teatro, pero la que más interesante me parece tiene forma de fábula:
Una noche, hace mucho tiempo, unos hombres que estaban en una cantera se reunieron en torno a un fuego para calentarse y contarse historias. De pronto, uno de ellos tuvo la idea de levantarse y utilizar su sombra para ilustrar el relato. Con la ayuda de la luz de las llamas, hizo aparecer sobre los muros de la cantera unos personajes más grandes de lo normal. Los demás, asombrados, fueron reconociendo en ellos al fuerte y el débil, el opresor y el oprimido, el dios y el mortal.
En la actualidad, la luz de los proyectores ha sustituido a la hoguera inicial, y la maquinaria escénica a los muros de la cantera. Y, con el debido respeto a algunos puristas, esta fábula nos recuerda que la tecnología está en los propios orígenes del teatro y que no hay que considerarla una amenaza, sino un elemento unificador.
La supervivencia del arte teatral depende de su capacidad de reinventarse, de incorporar nuevos instrumentos y nuevos lenguajes. Porque ¿cómo podría el teatro seguir siendo testigo de los grandes retos de su época y fomentar el entendimiento entre los pueblos, si él mismo no se abriera? ¿Cómo podría presumir de ofrecer soluciones a los problemas de intolerancia, exclusión y racismo, si se negara, en su propia práctica, a todo mestizaje y toda integración?
Para representar el mundo en toda su complejidad, el artista debe proponer formas e ideas nuevas y confiar en la inteligencia del espectador, que es capaz de distinguir la silueta de la humanidad en este perpetuo juego de luces y sombras.
Es cierto que, cuando juega demasiado con el fuego, uno corre el riesgo de quemarse, pero también tiene la oportunidad de asombrar e iluminar. "
Robert Lepage
Québec, 17 de febrero de 2008
(traducción M. L. Rodríguez Tapia)