Ryan (el autor del diario) y su amiga Sarah llevan un tiempo investigando el origen del nombre de su pueblo y una sociedad secreta que al parecer existe en él desde hace décadas. Deciden ir a investigar la draga que hay en medio del bosque. Durante una de sus incursiones por la noche al edificio abandonado, Ryan cae al vacío y se rompe una pierna. A causa de ello los respectivos padres de Sarah y Ryan les prohíben verse. Así es cómo Ryan se ve atrapado en su propia habitación, con una pierna escayolada y con su amiga investigando fuera. Gracias a Internet y a varios vídeos que Sarah le enseña con sus respectivas contraseñas, los amigos intentarán descubrir qué es eso que todo el mundo en el pueblo quiere ocultar.
Skeleton Creek tiene una característica importante: todo el asunto de los vídeos en Internet. Esto es un punto a favor y un punto en contra al mismo tiempo. Los vídeos grabados por Sarah hacen que te metas en la historia, incluso llegan a dar un poco de miedito. Pero, por otro lado, el autor da por supuesto que el lector tiene conexión a Internet cuando está leyendo y eso, por desgracia, no está asegurado todavía. Así que recomiendo leer el libro al lado del ordenador para poder ver al momento los vídeos.
También sorprende la portada con todas esas calaveritas pero trae una especie de funda de plástico que la tapa casi por completo, así que si vais a una librería no la busquéis por la imagen que veis arriba.