1.- Huelen. Primero desprenden olor a nuevo, a recién salidos de la imprenta, a estante de la librería, a tinta sin leer, a papel sin estrenar, a cartón duro. Después guardan el olor de los sitios dónde los leíste; huelen a playa, a montaña, a bar, a tabaco, a café con leche. Si son de segunda mano, traen el olor de otros lectores que estuvieron allí antes que tú.
2.- No se rompen si se mojan. Se arquean, se revuelven incómodos por ese elemento inesperado, pero si se te cae el café encima o el bote de colonia por leer mientras te peinas, no entrarás en pánico, correrás a por un secador y pensaras en los circuitos electrónicos que acabas de reventar.
3.- Guardarán migas de tus tostadas o galletas si los lees mientras desayunas o meriendas. Cuando los vuelvas a abrir, recordarás esas meriendas con un gran vaso de leche con nesquick o esos desayunos solitarios en los que te enfrascabas tanto en la lectura que tenías que calentar el café 3 veces.
4.- Puedes doblar las esquinas cuando encuentras un párrafo que te gusta, que te llama la atención o algo que no quieres olvidar, algo que quieres anotar cuando termines la lectura. Al volver a coger ese libro de la estantería, sabrás por la cantidad de esquinas dobladas si te gustó mucho. El libro se abrirá solo por esas páginas con sus esquinas dobladas...llevándote él solito a las partes que más te gustaron de él. Te enseñará el camino que dejaste.
5.- Puedes usar marca páginas. De los que te regalan en una librería al comprar un libro, de los que compras en un museo con una reproducción de un cuadro que te ha molado, de los que te hacen tus hijos en el colegio por el día de la madre y están hechos con pintura de dedos, de los que te regala alguien especial pensando justo en ti. Puede ser un bonometro, una postal que has recibido, un recorte de periódico o cualquier papel que tenías a mano en el momento de dejar la lectura.
6.- Puedes subrayarlos, escribir con ellos y dejar anotaciones en sus páginas. Pensamientos que te surgieron al leerlos, asociaciones, ideas, signos de interrogación por no entender nada, corregir las erratas sin sentido...Escribes en cualquier sitio en el que estés leyendo y al releer el libro encontrarás tu letra y pensarás... ¿Qué narices puse aqui?
7.- Puedes encontrar anotaciones de otros que te sumerjan en un mundo de preguntas y curiosidad sobre esos lectores anteriores.
8.- Puedes apuntar en la primera página donde compraste el libro, quien te lo regaló y la fecha. Aunque creas que nunca lo olvidarás, la memoria puede traicionarte en cualquier momento. Abrir un libro y ver la fecha en la que lo leíste te hará pensar " ¿de verdad hace tanto?" y te recordarás en ese momento de tu vida.
9.- Puedes guardar entre sus páginas recortes sobre ese libro o noticias, artículos y textos relaciones con él y que en algún momento te pareció buena idea meter ahí.
10.- Suenan al sacarlos de la estantería. Apoyas la mano en la parte de arriba y tiras de ellos hacia fuera. Los agarras por el lomo...y suenan al salir de su sitio. Y sonarán distinto al volver a colocarlos porque ya no serán iguales que antes de leerlos.
11.- Tienen portadas que los distinguen unos de otros. Distinguen ediciones y formatos. Pueden ser portadas preciosas que te encanten y te hagan querer más el libro y pueden ser horrorosas que te hagan pensar ¿a quién se le ocurrió este espanto? Pasar por encima del rechazo que te produzca una portada horrible y descubrir que el interior merecía la pena es una satisfacción, aunque ese libro quedará siempre asociado a una frase del tipo: es un libro espectacular pero la portada es un horror.
12.- Se pueden prestar. Puedes prestar tu libro cargado de todos tus momentos a otro. Por supuesto prestar libros es una cosa muy seria y solo se debe hacer con gente muy muy especial...gente que sepa apreciar que ese ejemplar no es solo un libro...es "tu libro" y además de su texto viene cargado de ti. Sólo la gente especial sabe apreciar eso. Y hay muy poca.
13.-Se pueden regalar físicamente. Escogerlos entre muchos otros, envolverlos y entregarlos en mano o por correo. “Esto que tengo entre mis manos es para ti".
14.- Solo por el tacto y el peso y de una manera completamente inconsciente se sabe cuánto llevas leído y cuanto te queda. Sabes sin pensarlo si quiera, si te queda mucho para descubrir al asesino, para que la pareja se encuentre por fin, para que se acabe aquel horror o cuanto te queda de disfrute.
15.- Solo con verlos sabes si un libro es gordo o fino. Sabes si te llevará semanas leerlo o será cosa de horas.
16.- Se pueden heredar. Puedes recibir libros de tus padres, tus tíos, tus abuelos...y puedes dar los tuyos a tus hijos.
17.- Envejecen contigo. Compras un libro nuevo con 18 años. Una edición a estrenar, recién salida de la imprenta. Lo colocas en la estantería y cuando años después lo sacas para releerlo, recolocarlo o simplemente por curiosidad...descubres que le pasa como a ti. Inconscientemente te ves igual que con 18 años, pero al mirarte al espejo te das cuenta de que no es así. A tu libro le pasa igual, en tu cabeza seguía siendo un libro nuevo, recién estrenado...tiene la pinta que tenía cuando lo terminaste, pero al verlo ahora te das cuenta de que no es así, ha envejecido como tú, se ve viejuno.
18.- Al abrirlo, al pasar las páginas y al cerrarlo al terminar...se "oye" al libro.
19.- Las librerías.
20.- Las bibliotecas.
21.- Puedes guardarlos por toda la casa, puedes tenerlos en cualquier habitación y cuando los busques puedes encontrar otras cosas.
22.- Se pueden leer en cualquier sitio, a cualquier hora. No necesitan enchufes. Funcionan solos. Tú y el libro y nada más.
23.- Jamás se te olvidará cómo funcionan.
24.- Con un vistazo puedes saber lo que está leyendo la persona que está a tu lado en el metro, en el tren, el autobús, el parque, el restaurante o la biblioteca.
25.- Dicen cosas de la gente cuando vas de visita a su casa. Un vistazo a sus estanterías (si es que las tienen) dice mucho de las personas que viven allí, para bien y para mal.
26.- Las portadas tienen textura. Pueden ser lisas, rugosas, con fotos, dibujos, letras...pueden llevar sobrecubiertas cargadas de elogios que nadie se toma en serio. Llevan contraportadas con textos que pueden hacer que te apetezca leerlos o que te hagan pensar..." este ni de coña"
27.- Los libros infantiles tienen desplegables que se mueven. Brujas que saltan de sus cabañas, princesas que bailan en castillos, cerditos que bailan tocando la flauta, trenes que atraviesan túneles, baúles con tesoros, bailarinas que hacen pareja con soldaditos...
28.- Tienen tacto. Puedes meter los dedos entre las páginas mientras lees y tocar el papel
29.- Se sostienen sobre tu cara si te quedas dormido mientras lees.
30.- Si los dejas encima de una mesa abiertos, parecen una tienda de campaña que espera que vuelvas a entrar.
31.- Son de colores.
32.- Se sostienen en vertical y en horizontal, en montones o en hileras.
33.- Los sujeta libros.
34.- Puedes guardar flores dentro, flores que te regalan mientras lo estás leyendo. Flores que olvidas y que cuando reencuentras al volver a abrir el libro te provoquen un ataque de nostalgia.
35.- Por mucho cuidado que pongas...si los lees en la playa, siempre guardaran granos de arena en su interior. Olerán a playa. Y a crema. Y a sol.
36.- Pueden arder.
37.- Si son horribles, puedes tirarlos contra la pared, arrojarlos al suelo, pisotearlos e incluso tirarlos a la basura (o al contenedor de papel si estás cabreado pero ecológicamente comprometido)
38.- Puedes esconderte detrás de ellos para que alguien no te vea o para espiar a alguien.
39.- Puedes olvidarlo intencionadamente en algún sitio... ¿para qué? Pues para que otro alguien lo encuentre y tenga que devolvértelo.
40.- Te llaman desde la estantería.
Todas estas cosas (me) pasan con los libros, porque los libros no son solo lo que tienen escrito. No son sólo lectura. Dejan una impronta sensorial, dejan un rastro en tus sentidos y no solo por su contenido. Tienen olor, tienen tacto y tienen sonido...incluso tienen sabor.