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Fuente: Biblioteca Pública de León |
Como cada 27 de marzo desde hace más de 50 años, hoy es el Día Mundial del Teatro 2014,
una fecha que organiza el Instituto Internacional del
Teatro (ITI) de la UNESCO, y con el que
se quiere poner en valor la labor realizada por los profesionales de esta forma
de expresión artística.
El Día
Mundial del Teatro lleva celebrándose desde 1962, para defender a todos sus
profesionales, tanto los que se suben al escenario como los que permanecen tras
él, haciéndolo valer como una forma de expresión y transmisión de cultura tan
válida como cualquier otra.
Para este
2014, el mensaje oficial del Día Mundial del Teatro lo firma el dramaturgo
sudafricano Brett Bailey, que ha reivindicado el poder de cambio
que tiene el teatro en un mundo en el que muchas personas luchan por sobrevivir
día a día.
Donde exista la sociedad humana, el irreprensible
Espíritu de la Representación se manifiesta
Bajo los árboles en pequeños pueblos, y en los
escenarios altamente tecnificados en metrópolis globales; en pasillos de
escuelas y en campos y en templos; en barriadas, en plazas públicas, en centros
comunitarios y en sótanos de ciudades del interior, la gente es atraída para
compartir en el efímero mundo teatral que creamos para expresar nuestra
complejidad humana, nuestra diversidad, nuestra vulnerabilidad, en carne viva,
y aliento, y voz.
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Brett Bailey |
Nos reunimos para sollozar y para recordar; para reír
y contemplar; para aprender y para afirmar y para imaginar. Para maravillarnos
de la destreza técnica, y para encarnar a los dioses. Para capturar nuestro
aliento colectivo en nuestra habilidad para la belleza y la compasión y la
monstruosidad. Venimos a energizarnos, y a empoderarnos. Para celebrar la
riqueza de nuestras diversas culturas, y para disolver las fronteras que nos
dividen
Donde exista la sociedad humana, el irreprensible
Espíritu de la Representación se manifiesta. Nacido en la comunidad, lleva las
máscaras y las vestimentas de nuestras diversas
tradiciones. Utiliza nuestros lenguajes y ritmos y gestos, y aclara un
espacio entre nosotros.
Y nosotros, los artistas que trabajamos con este
espíritu ancestral, nos sentimos obligados a canalizarlo a través de nuestros
corazones, nuestras ideas y nuestros cuerpos para revelar nuestras realidades
en toda su mundanidad y brillante misterio.
Pero en esta era en la que tantos millones luchan por
sobrevivir, están sufriendo bajo regímenes opresores y de un capitalismo
depredador, están huyendo de conflictos y adversidades; donde nuestra
privacidad es invadida por servicios secretos y nuestras palabras son
censuradas por gobiernos entrometidos; donde los bosques están siendo
aniquilados, especies exterminadas y océanos envenenados: ¿qué nos sentimos
obligados a revelar?
En este mundo de poderes desiguales, en el que
diversos órdenes hegemónicos tratan de convencernos que una nación, una raza,
un género, una preferencia sexual, una religión, una ideología, un marco
cultural es superior a todos los otros, ¿es verdaderamente defendible insistir
que las artes deben estar sin cadenas frente a las agendas sociales?
¿Estamos nosotros, los artistas de arenas y
escenarios, conformes con las esterilizadas demandas del mercado, o
aprovechar el poder que nosotros tenemos: el de limpiar el espacio en los
corazones y las mentes de la sociedad, para reunir a la gente alrededor
de nosotros, para inspirar, encantar e informar, y crear un mundo de esperanza
y generosa cooperación?
Brett Bailey
FUENTE: TEATROLAREPUBLICA.COM