La última de las lecturas y no por ello menos atractiva.
Hacía calor, la jornada había alcanzado ya el mediodía; coloqué en medio del lecho mi cuerpo que necesitaba descanso. Una parte de la ventana estaba abierta, la otra cerrada: la luz ... casi como suelen tenerla los bosques, como el crepúsculo, al huir Febo, da su luz desde abajo, o cuando se retira la noche y aún no ha nacido el día. Aquella luz debe ofrecerse a las muchachas vergonzosas, porque en ella su tímido pudor espera escondrijos. Ahí viene Corina vestida con una túnica arremangada, cubriendo su cabellera que divide su blanco cuello. Le arrebaté la túnica transparente, aunque no molestaba mucho; con todo luchaba por cubrirse con aquella túnica ella,que, como luchara así como la que no quiere vencer, fue vencida sin dificultad con su propia complicidad. Cuando quedó ante mis ojos despojada del vestido, en ningún rincón de su cuerpo había defecto alguno: ¡ qué hombros, qué brazos vi y palpé! La forma de las tetillas ¡qué ideales para achucharlas! ¡Qué liso el vientre bajo un pecho bien modelado! ¡ Qué volumen y calidad de caderas! ¡Qué muslos tan lozanos! No vi nada que no fuera digno de alabar y desnuda la achuché hacia mi cuerpo. ¿Quién no sabe lo que siguió? Agotados descansamos los dos.
¡Que a menudo me vengan muchos mediodías así!.
Traducción en prosa de un poema de Ovidio.
Hacía calor, la jornada había alcanzado ya el mediodía; coloqué en medio del lecho mi cuerpo que necesitaba descanso. Una parte de la ventana estaba abierta, la otra cerrada: la luz ... casi como suelen tenerla los bosques, como el crepúsculo, al huir Febo, da su luz desde abajo, o cuando se retira la noche y aún no ha nacido el día. Aquella luz debe ofrecerse a las muchachas vergonzosas, porque en ella su tímido pudor espera escondrijos. Ahí viene Corina vestida con una túnica arremangada, cubriendo su cabellera que divide su blanco cuello. Le arrebaté la túnica transparente, aunque no molestaba mucho; con todo luchaba por cubrirse con aquella túnica ella,que, como luchara así como la que no quiere vencer, fue vencida sin dificultad con su propia complicidad. Cuando quedó ante mis ojos despojada del vestido, en ningún rincón de su cuerpo había defecto alguno: ¡ qué hombros, qué brazos vi y palpé! La forma de las tetillas ¡qué ideales para achucharlas! ¡Qué liso el vientre bajo un pecho bien modelado! ¡ Qué volumen y calidad de caderas! ¡Qué muslos tan lozanos! No vi nada que no fuera digno de alabar y desnuda la achuché hacia mi cuerpo. ¿Quién no sabe lo que siguió? Agotados descansamos los dos.
¡Que a menudo me vengan muchos mediodías así!.
Traducción en prosa de un poema de Ovidio.
3 comentarios:
Poema amoroso3.La contradicción de Corina querer o no querer compartir su cuerpo con su amado.,una observación perfecta del cuerpo de la mujer y el amor esponténeo del placer en un día normal(Descansan por el amor satisfecho creado por los dos)
Nathalie
De los tres poemas amorosos.,puedo decir que me han gustado el primero y el tercero.
El primero destaca lo que es el principio de unir los cuerpos:Los gestos,la mirada,el tacto hasta lo que conlleva la satisfacción,y el tercero es el juego de querer y no querer hacerlo hasta que Corina lo decide y el hombre es guiado por el cuerpo de la mujer.Una vez dicho esto,me quedo con el principio del primer poema amoroso y el nudo y desenlace del tercer poema amoroso.
Nathalie
Para mí ha sido el mejor el texto amoroso tres.
Me ha gustado mucho lo bien que el poema expresa para mí el paso del tiempo y como habla de la luz que recuerda a la penumbra. Consigue un efecto entre el tiempo y la luz que me ha llamado la atención y además tiene el mismo estilo que las Metamorfosis de Ovidio ya que el poema es de él también.
Marta.
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