sábado, 13 de enero de 2018

LOVING VINCENT



Cartel de Loving Vincent (Karma)
Todos conocéis ya nuestra afición a presentaros películas que llegan a nuestras carteleras basadas en libros. Hoy os queremos hablar de una película un tanto diferente, y no solo porque no haya detrás un libro convertido en película, sino porque cada fotograma es un cuadro. Todo lo que desfila por la pantalla ha sido pintado a mano y animado. Una imagen tras otra, hasta llegar a las 65.000 que componen Loving Vincent, la primera película realizada a óleo de la historia.

Así concibieron sus directores, la polaca Dorota Kobiela y el británico Hugh Welchman, su homenaje a Van Gogh: un filme que contara quién fue a través de sus obras; un viaje por sus lienzos, donde los lugares y personajes que retrató tomaran vida, donde recrear el universo paisajístico y humano que acompañó a Van Gogh a partir de sus propios cuadros.

Fotograma de Loving Vincent (Karma)
'Loving Vincent' se rodó primero como un filme convencional con intérpretes de carne y hueso que se utilizó como base para la animación. Pero en este caso, en lugar de recurrir a un dispositivo tecnológico para llevar a cabo la versión dibujada, se contó con un equipo de 125 pintores profesionales que reproducían sobre tela cada uno de los 65.000 fotogramas que configuran el largometraje final. A pesar de ello los 95 minutos de metraje fluyen a través del imaginario vangoghiano sin caer en el mero pase de diapositivas.

Fotograma de Loving Vincent (Karma)
Han hecho falta casi 10 años para que el filme fuera realidad. En el mismo tiempo, por comparar, Van Gogh empezó y terminó abruptamente su carrera pictórica, dejando unos 900 cuadros. También la creación de esta película ha sido complicada. “Nos costó demasiado. Tardamos en imaginar el proceso, la historia, en conseguir el dinero o en entender cómo hacerlo”, afirmaba entre risas Dorota Kobiela en una entrevista. Un periplo atormentado y extraordinario, digno del holandés: genial y esquivo, sensible y pesimista al límite del desquicio, pintó decenas de lienzos inolvidables y solo logró vender uno en vida.

FUENTE: ELPAIS.ES

ARGUMENTO: Un año después de la muerte de Vincent van Gogh, el cartero Roulin le pide a su hijo Armand que entregue personalmente la última carta de Van Gogh a su hermano, Theo, después de que sus intentos previos de enviársela hubieran fallado. A pesar de no haber apreciado a Van Gogh y recordar el incidente cuando el fallecido mutiló su oreja y se la dio a una prostituta, Armand acepta con disgusto debido al afecto de su padre por el pintor, comenzando así un viaje en el que juntos descubriremos detalles de la vida y muerte del pintor así como de aquellos que le rodearon.



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