Encuentro con un
“buscador de historias”
De esta manera, definiéndose como un “buscador de historias”, comenzaba su exposición Gonzalo Moure el pasado 4 de mayo en el marco del VII ENCUENTRO PROVINCIAL DE LECTURA Y BIBLIOTECA ESCOLAR. Conocedor del interlocutor que tenía delante, tras definir su trabajo como escritor como “un excusa para tener encuentros con los niños y las niñas”, decirnos que pretende escribir con el corazón, órgano de la escritura, y no con el cerebro, y añadir que “la literatura hace que el corazón lata”, Gonzalo Moure desapareció como escritor y, en una especie de rito de comunión con todos los asistentes, empezó a hablar de educación y de libros.
Nos dijo que “no debemos enseñar desde la sabiduría sino más bien desde la duda, pero que en nuestra labor debe prevalecer el corazón”.
Tan importante como enseñar es aprender y es evidente, según Gonzalo Moure, que “cuando se quiere aprender, se aprende”. Tal vez, y esta es un reflexión propia, lo mismo que intentamos hacer “animación de la lectura” (Juan Mata), deberíamos igualmente hacer animación del aprendizaje, estimular a nuestros alumnos y alumnas a tener ganas de aprender poniendo en segundo lugar el enseñar.
También fijó Gonzalo Moure su mirada sobre nuestra escuela, “una escuela que, a pesar de los grandes cambios que se han dado en la historia, no se atreve a saltarse los esquemas” que la mantienen, en muchos casos, encorsetada y de espaldas a la realidad.”El día que nos hagan preguntas y no podamos responder, estaremos en el buen camino”.
En este punto fue cuando, creada una determinada sensibilidad y un determinado estado de ánimo, muchos de nosotros asentimos ante la simplicidad de unos argumentos conocidos y compartidos, pero ahora rotundamente confirmados.
A continuación Gonzalo Moure nos habló de libros, no de sus libros, sino de libros en general, de libros que no pueden ser caminos cerrados y que tienen que conducir a la duda, al deseo de conocer nuevas cosas. Para Gonzalo Moure los niños hoy pierden su infancia, el miedo se ha instalado en nuestra sociedad y los libros tienen que demostrar que el mundo es algo diferente, no deben ser sinónimo de híper protección, deben ofrecer más matices que el blanco o el negro y, sobre todo, deben ser “caminos abiertos”.
Partiendo de estas premisas es evidente, como decía Gonzalo Moure, que hay que enfrentarse a la literatura y a la vida de una manera valiente, “necesitamos otros libros que traigan la fantasía, que traigan las cosas que a ellos les interesan, que tengan alma, debemos rechazar los libros edulcorados”.
Surgió entonces en todos nosotros la gran pregunta, ¿Qué libros?, que tuvo una respuesta aparentemente simple, pero sumamente compleja por parte de Gonzalo Moure: “Los que el corazón nos diga, no debemos dejarnos llevar por las guías de lectura… y buscar en los personajes la explicación a nuestra vida.”
Muchas fueron las referencias de Gonzalo Moure a personas que habían influido e influyen en su vida: su propia familia y, en especial, su abuelo; numerosos escritores como Leopoldo Alas Clarín, Cormac McCarthy (En la frontera), Eliacer Cansino… pero también fueron muchas las referencias a personajes anónimos, fundamentalmente niños, que, como Gonzalo Moure dijo, lejos de aprender de él, realmente le han enseñado, convirtiéndose muchas veces en personajes y en parte de sus historias.
(“Trabajo como excusa para tener encuentros con los niños y las niñas”).
Concluimos haciendo mención a una iniciativa que nos presentó Gonzalo Moure denominada “Bubisher, un bibliobús para los niños del Sahara”. (El Bubisher es el ave que simboliza la buena suerte en el Sahara) de la que podéis tener más información haciendo clic sobre ese término y con una frase que Gonzalo Moure escuchó ese mismo día a una compañera y que ya forma parte de su pequeño hatillo personal y esperamos que también del nuestro:
“Menos evaluación y más emoción”
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