Arrancan los eventos conmemorativos por el bicentenario del nacimiento de Charles Dickens, el escritor británico que reflejó con un estilo único la miseria infantil y la hipocresía de la sociedad victoriana de su época, y que nunca ha dejado de estar opresente en la sociedad británica.
Cuando en agosto de 2011 se produjeron disturbios y saqueos callejeros en Londres y otras ciudades, muchos comentaristas se preguntaban qué diría el escritor de las miserias actuales. Sus descripciones de la paupérrima vida callejera en el Londres victoriano desenmascararon las ilusiones burguesas y muchos británicos consideran que sus libros son hoy en día más actuales que nunca. El 7 de febrero se cumplen 200 años del nacimiento del escritor.
Según dijo a la BBC Alex Werner, del Museo de Londres, el escritor reconocería muchas de las cuestiones y problemas de la actualidad. "Escribió sobre problemas financieros, inmigración, educación deficiente y pésimas condiciones de vida. Temas demasiado conocidos para los londinenses de ahora". Y también diagnosticó en la sociedad de su época un exceso de burocracia que sigue existiendo hoy en día, añade este organizador de una de las muchas exposiciones por el bicentenario de Dickens.
Al contrario que muchos de sus colegas, no solía tener listas sus novelas antes de que fueran publicadas, sino que las iba desarrollando sobre la marcha. El resultado: un estilo muy personal, cuajado de giros y tramas paralelas. Incluso se dice que hay una relación entre el novelista inglés y la red de mensajes cortos twitter, símbolo de la aceleración del mundo en este joven milenio. Dickens escribía sus obras en episodios para revistas y, a menudo, la publicación de sus historias se prolongaba meses y años. Algunos investigadores opinan que, con su estilo, Dickens sentó las bases para la posterior narración en el cine. En la era de las redes sociales, los micromensajes y los blogs, el método serial del escritor parece "curiosamente apropiado", opina el experto de la BBC Matthew Davis.
Dickens sigue siendo hoy en día uno de los autores más leídos en lengua inglesa en todo el mundo. Y el adjetivo "dickensiano" se asocia a descripciones de extrema pobreza. Sus obras han sido llevadas decenas de veces a la gran pantalla, y con motivo de su bicentenario llega al mercado una nueva oleada de remakes, nuevas ediciones, espectáculos especiales, biografías y recuerdos. Su realismo, su humor o sus personajes únicos son algunos de los elementos más celebrados del escritor, pero también su compromiso contra la pobreza.
Sin embargo, en la vida real Dickens no fue precisamente el tipo de hombre amable y filántropo que puede parecer a juzgar por sus novelas. Sus contemporáneos sostienen más bien que podía ser realmente desagradable. Y se dice que también era vanidoso. En una exposición de la British Library pueden verse acusaciones de plagio en su contra.
Los libros de Dickens contienen pasajes parcialmente autobiográficos. Así, de niño tuvo que pasar varios meses trabajando en una fábrica de betún para zapatos porque su padre había acabado en la cárcel debido a las deudas. Tras acabar el colegio en Londres y sus alrededores, trabajó primero como asistente de abogados, luego como taquígrafo y finalmente como reportero. Sus primeras narraciones se editaron ya en 1834.
Entre enero de 1837 y abril de 1839 se publicó Oliver Twist en una revista. Las descripciones que Dickens realizó de la pobreza y el vandalismo en Londres conmocionaron a su público de tal manera que los suburbios donde se desarrollaba la novela, que existían en la realidad, fueron derribados. El escritor disfrutó en vida del éxito y, hasta su muerte el 9 de junio de 1870, gozó de un estatus público comparable al de las estrellas de cine de hoy en día, señalan expertos del Victoria and Albert Museum. Sus restos descansan en la abadía de Westminster, frente al monumento en recuerdo de otro grande de la literatura británica: William Shakespeare.
Al contrario que muchos de sus colegas, no solía tener listas sus novelas antes de que fueran publicadas, sino que las iba desarrollando sobre la marcha. El resultado: un estilo muy personal, cuajado de giros y tramas paralelas. Incluso se dice que hay una relación entre el novelista inglés y la red de mensajes cortos twitter, símbolo de la aceleración del mundo en este joven milenio. Dickens escribía sus obras en episodios para revistas y, a menudo, la publicación de sus historias se prolongaba meses y años. Algunos investigadores opinan que, con su estilo, Dickens sentó las bases para la posterior narración en el cine. En la era de las redes sociales, los micromensajes y los blogs, el método serial del escritor parece "curiosamente apropiado", opina el experto de la BBC Matthew Davis.
Dickens sigue siendo hoy en día uno de los autores más leídos en lengua inglesa en todo el mundo. Y el adjetivo "dickensiano" se asocia a descripciones de extrema pobreza. Sus obras han sido llevadas decenas de veces a la gran pantalla, y con motivo de su bicentenario llega al mercado una nueva oleada de remakes, nuevas ediciones, espectáculos especiales, biografías y recuerdos. Su realismo, su humor o sus personajes únicos son algunos de los elementos más celebrados del escritor, pero también su compromiso contra la pobreza.
Sin embargo, en la vida real Dickens no fue precisamente el tipo de hombre amable y filántropo que puede parecer a juzgar por sus novelas. Sus contemporáneos sostienen más bien que podía ser realmente desagradable. Y se dice que también era vanidoso. En una exposición de la British Library pueden verse acusaciones de plagio en su contra.
Los libros de Dickens contienen pasajes parcialmente autobiográficos. Así, de niño tuvo que pasar varios meses trabajando en una fábrica de betún para zapatos porque su padre había acabado en la cárcel debido a las deudas. Tras acabar el colegio en Londres y sus alrededores, trabajó primero como asistente de abogados, luego como taquígrafo y finalmente como reportero. Sus primeras narraciones se editaron ya en 1834.
Entre enero de 1837 y abril de 1839 se publicó Oliver Twist en una revista. Las descripciones que Dickens realizó de la pobreza y el vandalismo en Londres conmocionaron a su público de tal manera que los suburbios donde se desarrollaba la novela, que existían en la realidad, fueron derribados. El escritor disfrutó en vida del éxito y, hasta su muerte el 9 de junio de 1870, gozó de un estatus público comparable al de las estrellas de cine de hoy en día, señalan expertos del Victoria and Albert Museum. Sus restos descansan en la abadía de Westminster, frente al monumento en recuerdo de otro grande de la literatura británica: William Shakespeare.
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