lunes, 6 de mayo de 2013

DESCUBRIENDO A ANTONIO JIMÉNEZ ARIZA. " DANIEL EN EL ESPEJO ".


   
RETRATO DE UN ENCUENTRO

ANTONIO JIMÉNEZ ARIZA
Metódico en su manera de trabajar Antonio Jiménez Ariza reconoce que, escenificando una especie de ritual, “trabaja cada sábado y domingo de 12 a 14 horas en su mesa  con una taza de café, un cigarro, aunque esté mal decirlo,  y música clásica de fondo”. Eso no quiere decir que no atienda a las ideas que van surgiendo en cada momento o  son producto de su reflexión, lo que explica el poder encontrar en la mesa de su salón cantidad de notas que luego tal vez encuentren su sitio en alguno de los escritos en los que en la actualidad se ve inmerso.

“No es fácil el oficio de escritor”, nos dice Antonio Jiménez Ariza, oficio al que dedica parte de su tiempo. Afirma  que desde muy pequeño solía escribir rellenando cantidad de papeles con sus pensamientos durante una infancia no demasiado feliz. Descubrió que quería intentar la aventura de ser escritor cuando se dio cuenta de que deseaba escribir algo que fuera más allá de las colaboraciones periódicas que solía tener con varias revistas. Confiesa sin ningún problema  que es un escritor de su propia vida, la profesional, fruto de la cual son “Háblame de ESO” y “Daniel en el espejo” , y la privada o personal, que ha inspirado lo que él denomina “libros de adultos”. No debemos por tanto buscar  en sus escritos ni lugares lejanos que nunca visitó, ni tiempos remotos que no le pertenecen, “solo está presente en su obra lo vivido y lo sentido”.

“Los libros”, según nos ha contado, “no surgen porque uno quiera ser escritor, sino más bien del deseo, de la necesidad de contar algo que llevamos dentro y que se va abriendo paso en nosotros hasta que un día sale”. Así comienza muchas veces la creación de una obra, que en ocasiones, como también nos ha confesado, se detiene quedando ese proceso de gestación  interrumpido en alguno de los rincones de su ordenador.

En el caso de “Daniel en el espejo” tenía desde un principio claro lo que quería contar. Cada capítulo debía recoger un tema previamente establecido y cuando se dispuso a la tarea solamente tuvo que desarrollar esas ideas ya presentes. Ese ha sido el punto de partida de nuestro alumnado en ese encuentro con Antonio Jiménez Ariza. Ciertamente cada capítulo desarrolla un tema que cada uno de ellos ha trabajado de una manera especial resumiéndolo en una o varias frases que hemos compartido y comentado con el autor y que en muchos casos constituyen una auténtica filosofía de vida expresada de manera clara en la obra.


MOMENTOS DEL ENCUENTRO CON
ANTONIO JIMÉNEZ ARIZA
El punto de arranque de la obra, esa entrevista entre Daniel y su profesora en la que el alumno le comunica su intención de abandonar los estudios, nos sumerge de lleno en el tema del fracaso escolar. Antonio Jiménez Ariza, sin buscar culpables, inicia un proceso de reflexión que abarca más que el propio ámbito escolar y que nos lleva a examinar cada uno de los elementos que han llevado a Daniel a tomar esta decisión. Una edad problemática; la influencia de los iguales; un sistema que se perpetua y no sabe encontrar soluciones a la medida para cada tipo de alumno, aunque parte en su declaración de principios de la diversidad que todos constituimos; unas familias que a veces no saben o no pueden afrontar estas situaciones, o incluso las desconocen; unos profesores que, aún queriendo resolver este problema, el problema del fracaso escolar, no siempre lo logran, porque es un problema que rebasa a la propia escuela y se genera fuera de ella, aunque paradójicamente la hagamos responsable de él y busquemos  la solución dentro.

Entre la labor de escribir y revisar lo ya escrito prefiere esto último. Vuelve a descubrir en ese momento una obra aún no definitiva, la reelabora y pule, y en ocasiones en ese proceso de relectura se sorprende al encontrar entre lo ya escrito partes que reconoce son buenas y  que saborea de manera especial. “En cualquier caso” , afirma, “la escritura es una pasión, una forma de disfrutar que en su caso le libera de otras cargas”. No es evidentemente la única forma de lograrlo, existen otras como la música, el deporte…, según manifestaron algunos de los asistentes, pero es la suya.

Preguntado por sus próximas empresas literarias nos ha hablado de un proyecto que va tomando forma, “Carta a la madre”, surgido también de un experiencia vital cuando un amigo le comunica la muerte meses atrás de la madre de este último. También nos ha dado a conocer una primicia. Antonio Jiménez Ariza ha entrado a formar parte del Centro Andaluz de las Letras, por lo que pronto podrá estar en contacto con muchos de sus lectores, compartir con ellos sus historias y sus personajes y reflexionar con ellos  sobre sus obras.

 Tal vez sea esa la principal propuesta de Antonio Jiménez Ariza, la reflexión. Reflexión sobre Daniel, que a través de esa entrevista se ve en el espejo, sobre  un sistema, en este caso el educativo, que en muchos aspectos se revela poco válido, sobre las familias, las antiguas y las modernas, sobre…  pero también una reflexión sobre nosotros mismos.

PANELES CREADOS POR EL ALUMNADO
ASISTENTE AL ENCUENTRO








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