En un día
tan especial como el de hoy, en el que celebramos el Día Internacional de la
Biblioteca, os proponemos la lectura de este artículo en el que se recoge la
intervención de Michèle Petit en el II Seminario Internacional de
Bibliotecas Públicas que se celebra estos días en Chile y que se centra en esta
edición en temas
de Memoria y Patrimonio en la era digital
La
investigadora y especialista en fomento a la lectura Michèle Petit inició su charla con un reconocimiento al
trabajo de los bibliotecarios chilenos, cuya gestión de
bibliotecas públicas es conocida en distintas partes del mundo. Petit dedicó
más de 20 años de su vida, como antropóloga, a investigar la lectura en lugares
donde era muy difícil acceder a ella, ya sea por conflictos armados, crisis
económicas intensas u otras situaciones particulares. Estas investigaciones
consistían básicamente en conversaciones amplias que le permitieron revelar la
forma en que los textos habían ayudado a los lectores a reconstruirse. “Esto me
permitió –señala Petit- aproximarme al fundamento de la importancia de la
lectura y por eso quise centrar esta charla sobre el tema de ¿para
qué sirve leer y hacer uso de una biblioteca hoy en día?”
Muchos
niños tienen la impresión de que hay que pasar por ciertos aprendizajes sin
saber lo que está en juego, entonces quizás no sea inútil reformular la
pregunta de por qué leemos. Hay una diferencia entre el enfoque
utilitarista de los encargados de las políticas públicas en torno a la lectura
y el de las personas que hacen uso de la lectura. Existe una visión productivista por parte de los funcionarios encargados de
fomentar la lectura, es decir, se enfatiza que la lectura ayuda a las
personas a tener mayor éxito económico o escolar, que la lectura puede ayudar a
romper ciertas barreras sociales. El hecho de que los hombres sean menos lectores que las mujeres,
por ejemplo, influye en que tengan menor éxito en su trayectoria escolar. La
familiaridad con lo escrito es un factor importante, sin duda, en la trayectoria
escolar y posteriormente profesional de las personas.
Entre
los mediadores de la lectura, por otra parte, la alternativa a esta visión
utilitarista consistió en reivindicar el placer por la lectura. Pero escuchando a los
lectores en casos en que la lectura ocupa un lugar clave en momentos críticos,
leer sirve tal vez ante todo para dar sentido a la existencia, sirve para abrir
un margen de maniobra, para ser protagonista de su historia, para reparar algo
que está roto. La
lectura tiene mucho que ver con el hábitat, con el espacio del ser. “La lectura es mi país, los libros eran
mi casa, mi hogar. Leía y era como una casa o una cabaña”, cita Michèle Petit refiriéndose a sus entrevistados. Lo que está en juego leyendo es ante
todo la apertura de otro espacio para el desarrollo de uno mismo o el olvido de
uno mismo, sobre todo cuando no se cuenta con un territorio propio. Leer
no es una evasión sino un salto hacia un lugar donde el recuerdo o la
imaginación de un futuro es posible. Los libros pueden ser como una vivienda
prestada para quienes han perdido otro tipo de hogar.
Los bienes culturales y los libros en
particular tienen que ver con una guarida, que sirve para interponer entre lo
real y uno mismo un tejido de palabras sin el cual el mundo sería un lugar
hostil. Sirve para armonizarse o volver a armonizarse con el mundo a través de
otra dimensión, una reserva poética a la cual podemos acudir cuando necesitamos
un refugio. En la
lectura opera una apropiación natural, pues vemos desde la más tierna edad cómo
los niños no reciben pasivamente un texto, sino que lo integran a su mundo, lo
transforman, mediante un trabajo psíquico que acompaña a la lectura.
Leer
sirve para encontrar afuera elementos que puedan representar lo que vivimos por
dentro. Sirve no solamente para enunciar nuestra experiencia en
particular, sino para vivir experiencias de un límite infinito. Nos permite escribir aunque sea sólo en
nuestra mente. La literatura en general, mitos, leyendas,
cómic, poesía, brinda un soporte muy notable para externalizar nuestra
interioridad.
Y las bibliotecas, en este contexto, deben
proporcionar una relación personal en la que el mediador de lectura reconoce al
lector como sujeto. La biblioteca puede ser el centro de la transmisión
cultural para mucha gente que no encuentra estos recursos en otras dimensiones
de su existencia. La biblioteca puede dar un sentido de permanencia o
estabilidad que es especialmente dañado en tiempos de crisis, y representar un
ágora de encuentro de la sociedad con los bienes culturales que constituyen un
recurso fundamental para contener la angustia social en momentos difíciles.
FUENTE: II SEMINARIO INTERNACIONAL DE BIBLIOTECAS PÚBLICAS DE CHILE
2 comentarios:
Gracias! Interesante entrada ;-)
¡ Gracias a ti por contárnoslo ! y sobre todo gracias a la Lectura por permitirnos vivir tantas vidas y tener tantas experiencias y a las Bibliotecas por posibilitarlo.
Feliz Día de la Biblioteca cada vez que entres en una de ellas.
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