jueves, 22 de octubre de 2015

EL PAPIRO DEL CÉSAR


 Una ardilla que solo dice tuit. Legionarios romanos llamados Antivirus y un galo al que se conoce como Redwifix. Palomas que sustituyen los tradicionales cauces de mensajería. Y un espía que aunque no se llame Wikileaks ni Julian Assange destapa uno de los secretos más resguardados del Imperio del César. No estamos en el siglo XXI. Es el año 50 antes de Cristo, y una aldea de irreductibles galos resiste todavía la invasión de las tropas imperiales. Esto solo quiere decir una cosa: Astérix y Obélix han vuelto este jueves a las librerías con El Papiro del César. El guionista Jean Yves-Ferry y el dibujante Didier Conrad tienen delante un nuevo reto, comenzar a mostrar su personalidad frente a la nostalgia de aquellos clásicos de Goscinny y Uderzo.

“Su primer volumen como autores,Astérix y los Pictos, fue más conservador y lineal. En este álbum se comienzan a liberar. Ya se empieza a ver a los autores”, ha explicado el experto en cómics Álvaro Pons durante la presentación del número 36 en Madrid. El lanzamiento viene acompañado de una exposición de bocetos originales en la Biblioteca Eugenio Trías, donde los visitantes podrán admirar cómo Conrad hace evolucionar un universo que es ya mucho más que un simple cómic.

Todo comienza con un malvado editor, Pronoplus, y un escriba rebelde, Doblepolémix, que destapa la larga historia secreta de este irreductible pueblo galo, Un relato que el César quiso tapar. Astérix se sumerge en un tema de pura actualidad, como hizo ya en algunos de sus más aplaudidos álbumes: La residencia de los dioses (un alegato capitalista tras mayo del 68) u Obélix y Compañía, parodia directa a la situación política de la Francia de 1976 y con Jacques Chirac como uno de sus personajes.

Un Post-Scriptum sorprendente y rompedor pone el broche de oro a 48 páginas de aventuras y cierra un ciclo que comenzó en 1979. Los nuevos autores se atreven a narrar de manera circular el mismísimo origen de Astérix y Obélix. Es un homenaje lleno de nostalgia, pero también un grito que avisa de que ahora son ellos los que continúan. “Es un cierre de ciclo. Un número cero. El cambio será paulatino, porque estamos hablando de una institución rodeada de intereses, pero poco a poco veremos salir más de su personalidad. Seguro que en unos tres álbumes comienza a cambiar también el dibujo. Hay futuro”, ha afirmado Álvaro Pons.

FUENTE: ELPAIS.COM

PASIÓN POR EL CÓMIC

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