200 ANIVERSARIO DE FRANKENSTEIN

Era una noche de tormenta, o eso dice la leyenda. Mientras fuera el cielo sonaba enfadado, un grupo de amigos de buena cuna decidieron entretenerse contándose los unos a los otros, un cuento de terror. Mary Godwin era una mujer pálida, que vestía de blanco inmaculado y que más tarde sería conocida como Mary Shelley. Tenía 18 años, un cerebro privilegiado y la energía de una locomotora. De sus labios brotó la historia de un monstruo, construido a base de retazos de cadáveres y condenado a una vida de frustraciones. Lo llamó Frankenstein y nació la noche del 17 de junio de 1816.

El 1 de enero de 1818 aparecía con una tirada de 500 copias Frankenstein o el moderno Prometeo. A principios del siglo XIX, la obra causó conmoción, sus implicaciones eran demasiado profundas en una sociedad que aún no había asumido del todo los cambios que se estaban produciendo en el mundo de la mano de la revolución industrial. Los detractores de la obra provocaron -como suele pasar- el efecto contrario al inicialmente deseado y miles de ingleses se lanzaron a la lectura de un libro sobre  una criatura engendrada en soledad y obligada a vivir en ella.

FUENTE: ELMUNDO.ES

Después de recorrer dos siglos, esta historia sigue tan vigente como el primer día. La influencia de esta novela en la cultura en general es innegable y las adaptaciones y reinterpretaciones de la historia y sus personajes innumerables. Algunos autores sugieren que, más allá de ser considerada una novela gótica,  se trata de la primera novela de ciencia ficción como tal.

A nosotros la obra y la propia autora nos han parecido lo suficientemente interesantes como para llevar a cabo a lo largo de este mes de abril una serie de actividades encaminadas a conocer un poco más a Mary Shelley y su obra, Frankenstein o el moderno Prometeo. Desde distintas perspectivas hemos abordado la obra, fruto de lo cual han surgido nuevos relatos,  versiones en cómic, maquetas del aquel singular laboratorio o, incluso, un grupo de alumnos ha dado a luz a nuestro propio Frankenstein que, como no podía ser de otra manera, nació de la unión de distintas piezas surgidas de la imaginación de cada uno de los participantes en el experimento.

Mención especial ha tenido Mary Shelley. Su vida, tan apasionante o más que su obra, pero completamente real, ha sido la protagonista de una quiz en la que, para sorpresa de todos, lo menos verosímil, lo más surrealista, acababa siendo siempre lo real.

Como punto final todo aquel que lo ha deseado ha podido hacerse una foto con nuestra particular versión de ese moderno Prometeo que despierta sentimientos encontrados y al que hemos colocado en nuestro propio laboratorio de Frankenstein.