Fuente:mavitrapos.com |
Para algunas personas, fundamentalmente alumnos y
profesores, los años no siempre comienzan en enero, sino que sus ritmos
vitales, lo que se recuerda, lo que supone un antes y un después, viene marcado por cada curso escolar. Llega un
nuevo septiembre que supone en primer poner fin al verano, pero que de la misma
manera viene cargado de nuevas oportunidades y nuevos desafíos, y además esperamos que de ilusión.
Os deseamos un buen curso y que en estas nuevas correrías
la lectura siga acompañándonos, sin duda con menos tiempo para ella y, casi con
total seguridad, con menos opciones para ser cada uno de nosotros los que
elijamos las aventuras que deseamos vivir en cada libro, porque ahora algunos
de ellos, vendrán, ciertamente, ”sugeridos”. Demos una oportunidad a todas esas
historias que nos esperan y permitamos una vez más que nos atrapen.
Se
sentó en la silla y, desde su nueva posición, volvió a mirar el libro. El
título era sugerente. Del autor, ni idea. Alargó la mano y lo abrió. Pasó las
páginas a vuela pluma, como si así pudiera leerlo de golpe, en plan robot. Un
sinfín de palabras le salpicaron los ojos. Allí dentro, encerrada entre esas
páginas, había una historia que alguien se inventó en su momento. Una historia
que esperaba ser leída, agazapada igual que un sortilegio a la espera de su
víctima…
Miró
la primera página, las primeras líneas de las letras y palabras. No empezaba en
plan palicero, con una larga descripción, sino con un diálogo ágil, vivo. Sin
darse cuenta, empezó a leerlo.
Sin
darse cuenta, acabó la primera página.
Sin
darse cuenta, terminó el capítulo.
Sin
darse cuenta, comenzó el segundo.
Sin
darse cuenta…
Jordi Sierra I Fabra, El asesinato de la profesora de lengua
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