Fuente: Eldiario.es
Este
28 de marzo se cumplen 80 años desde la muerte de Miguel Hernández. El poeta
de la libertad murió privado de ella, en prisión. Desde prisión y pese a la
muerte de su primer hijo, en 1938, el escritor oriolano siguió
escribiendo Cancionero y romancero de ausencias, su última obra, un
libro inacabado y póstumo.
Si bien a Miguel Hernández se le conmutó la pena de muerte,
fue condenado a treinta años de prisión. En la cárcel contrajo tuberculosis y,
a los 31 años, murió el 28 de marzo de 1942, sin haber recuperado la
libertad por la que tanto había luchado.
Para
la libertad
Para la
libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la
libertad, mis ojos y mis manos,
como un
árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los
cirujanos.
Para la
libertad siento más corazones
que arenas
en mi pecho: dan espumas mis venas,
y entro en
los hospitales, y entro en los algodones
como en las
azucenas.
Para la
libertad me desprendo a balazos
de los que
han revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo
a golpes de mis pies, de mis brazos,
de mi casa,
de todo.
Porque
donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá
dos piedras de futura mirada
y hará que
nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne
talada.
Retoñarán
aladas de savia sin otoño
reliquias
de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy
como el árbol talado, que retoño:
porque aún
tengo la vida.
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