El novelista estadounidense Philip Roth ha sido galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2012, cuyo fallo ha hecho público el jurado en Oviedo.
El jurado ha destacado la capacidad del novelista para mostrar una compleja visión de la realidad contemporánea «que se debate entre la razón y los sentimientos, como el signo de los tiempos y el desasosiego del presente». El acta del tribunal sitúa la obra narrativa de Roth dentro de la gran novelística estadounidense, en la tradición de Dos Passos, Scott Fitzgerald, Hemingway, Faulkner, Bellow o Malamud.
Sus personajes, hechos y tramas le permiten, según el jurado, conformar esa compleja visión de la realidad y cuenta además con una calidad literaria que se muestra en una escritura «fluida e incisiva». Roth superó en la última votación a la candidatura del escritor japonés Haruki Murakami
Roth, nacido en Newark (Nueva Jersey) en 1933, es el segundo hijo de una familia estadounidense de origen judío emigrada de Galitzia, una región de Europa Central hoy en día perteneciente a Ucrania, y está considerado uno de los mejores escritores norteamericanos de los últimos veinticinco años.
Propuesto para el Nobel de Literatura en numerosas ocasiones, publicó su primer libro de relatos en 1959 y se hizo famosísimo diez años después con la publicación de « El lamento de Pornoy», una novela en forma de monólogo que está protagonizada por un joven de origen judío obsesionado con el sexo.
Entre lo más interesante que escribió entre finales de los setenta y la primera mitad de los años ochenta se encuentra el cuarteto en torno al personaje de Nathan Zuckerman, alter ego del autor. Estas cuatro novelas, de fácil lectura, se caracterizan por la fluidez de la prosa, el ritmo frenético con que se traban las situaciones y el rigor en la observación, a lo cual habría que añadir la sátira social y las zambullidas psicológicas.
En los noventa Roth no decayó en el ritmo de producción y en estos últimos años Roth ha creado algunas de sus mejores novelas, entre ellas «Pastoral americana», probablemente su obra maestra. Nathan Zuckerman, ya mucho más viejo, ahonda otra vez en su propia infancia y juventud, allá en New Jersey, a la vez que se nos presenta de soslayo, en su inconfundible voz, un friso histórico que abarca desde los años de la Depresión hasta los convulsos años sesenta.
Buen momento para acercarse a un escritor ya de moda que ahora lo estará más.
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