Todos somos conscientes de lo rápido que el mundo en el que
vivimos cambia. Una persona que tenga ahora setenta años difícilmente puede
identificar el lugar en el que nació con el lugar en el que ahora vive. Durante su
vida ha visto aparecer y evolucionar numerosos
artefactos que hace años ni siquiera podían imaginarse y en repetidas ocasiones se pregunta con
incredulidad cómo es posible ver en
directo lo que ocurre en cualquier lugar del mundo y aún le parece más
increíble poder comunicarse a través de una pantalla con un ser querido por muy lejos que este se
encuentre. Sin embargo su imagen de la escuela no ha cambiado tanto, tal vez
porque el mundo que nos rodea sí ha cambiado y la escuela no lo ha hecho, en muchos aspectos, tanto.
REFLEXIONANDO CON MARC PRENSKY
Hoy os proponemos una entrevista aparecida recientemente
en Tiching, el Blog de Educación y Tic, realizada a Marc Prensky, la que a
través de una serie de preguntas, que muchos también nos hacemos, recibimos
unas respuestas en las que podemos vislumbrar lo que tal vez sea el futuro inmediato de una educación en la que
se primen más las habilidades y se pongan en segundo lugar los conocimientos,
en la que la tecnología tenga un papel muy importante pero sin poder suplantar
al profesor, porque “la tecnología cada vez es
mejor para enseñar “contenidos”, pero para transmitir valores se requiere a un
humano “ y todo ello con el objetivo
único e ineludible de “convertir a los estudiantes en personas buenas,
competentes y flexibles capaces de mejorar el mundo en el que vivimos”. Para
que esos cambios se produzcan, según Marc Prensky , “debemos descubrir la pasión
de cada estudiante”.
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