martes, 30 de mayo de 2017

" CIEN AÑOS DE SOLEDAD " CINCUENTA AÑOS DESPUÉS


Los últimos días de mayo de 1967 el escritor colombiano Gabriel García Márquez estaba lleno de incertidumbre. Tras pasar 18 meses encerrado en un cuarto de su casa de Ciudad de México, sentado frente a su máquina de escribir Smith Corona, por fin había terminado la novela con la que soñaba desde que era un joven periodista con ganas de contar historias.

Y aunque varios de los primeros lectores de los manuscritos –como Mario Vargas Llosa y Álvaro Mutis– ya comentaban en voz baja que era una de las mejores novelas en lengua castellana en muchos años, e incluso la editorial había doblado el tiraje luego de las pruebas de imprenta, Gabo, incrédulo, no esperaba nada extraordinario. Tenía 40 años, cuatro libros publicados y ninguno era un éxito.

El libro finalmente se terminó de imprimir el 30 de mayo con el título de Cien años de soledad y a la semana siguiente (el 6 de junio) ya se conseguía en las librerías de Buenos Aires.

Lo que vino después fue una avalancha inesperada que removió los cimientos de la literatura universal y que aún no se detiene: la historia de las siete generaciones de la familia Buendía y de Macondo, un pueblito imaginario en el Caribe colombiano, se convirtió en un fenómeno mundial que, hasta el momento, ha sido traducido a unos 49 idiomas, publicado por más de 100 editoriales y ha vendido más de 40 millones de copias en todo el mundo, sin contar las ediciones piratas.

Cien años de soledad se convirtió en una de las historias más universales de los últimos tiempos. Las alegrías, las tragedias y las ilusiones de los Buendía en Macondo no solo identificaron a los pueblos de América Latina, sino que también les llegaron al corazón a personas de todos los rincones del mundo. Las historias de Macondo, de hecho, no son muy distintas a las que ocurren en algunos lugares. Por eso en muchos países, algunos inimaginables, hay personas que toman el libro como propio.

Pero más allá de los temas políticos, sociales y comerciales, la novela de Gabo marcó una época en la literatura universal. En Hispanoamérica, algunos afirman que es la segunda obra más importante de la lengua castellana después de Don Quijote de la Mancha. Tal vez no se equivocan, pues no solo fue el culmen del llamado boom de la literatura latinoamericana –como se conoce al movimiento de escritores que, entre los años sesenta y setenta, revolucionó las letras en español–, sino que hizo popular un estilo conocido como el realismo mágico, lleno de escenas extraordinarias y mágicas (hombres que vuelven de la muerte, hilos de sangre que recorren las calles de un pueblo o hermanos que quedan marcados con cruces de ceniza en la frente), al tiempo que se narran temas de fondo como el día a día de una sociedad rural y la violencia.

Pero lo más importante en un día como el de hoy, lo que ha hecho a esta obra realmente universal, es que cincuenta años después de publicada, Cien años de soledad sigue alegrando la vida de lectores en cualquier parte del mundo. De hecho, lo más seguro es que en este mismo momento muchas personas de distintas razas, países y orígenes estén sumergidas en la historia de Macondo y de aquella tarde remota en la que el padre de Aureliano Buendía lo llevó a conocer el hielo.

FUENTE: SEMANA.COM

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