Christopher tiene 15 años y es un chico único, como todos los demás. Siente un gran
interés por las matemáticas, es extremadamente observador, tiene memoria
fotográfica, es incapaz de decir mentiras y, como mascota, tiene una rata que
se llama Toby.
Christopher
odia el color amarillo y el marrón, mientras que le encanta el rojo. Esto le
lleva a utilizar colorantes rojos para la comida marrón y amarilla. Tampoco
puede comer dos tipos diferentes de comida si se tocan en el plato y además
considera que ver 3, 4 o 5 coches rojos seguidos augura que tendrá un día
bueno, muy bueno, o super bueno. En cambio si ve 4 coches amarillos significa
que tendrá un día negro.
Christopher
tiene muchos rasgos que le diferencian de los demás. Es incapaz de reconocer y
comprender las expresiones faciales, aparte de las de felicidad y tristeza
porque se las han explicado, y tiene dificultades para entender las metáforas y
los chistes. Le gustan las cosas concretas, las listas y los hechos, tiene
miedo de los extraños y de los lugares desconocidos. Además de esto, es muy
sensible a la información y a los estímulos. Por esta razón grita y reacciona
con violencia cuando la gente le toca. Sin embargo no tiene problemas para
apretar la punta de los dedos contra los de sus padres en gesto de amor. Se
enrosca y gruñe para protegerse del exceso de ruido y de información.
Christopher
tiene una percepción de la vida, una forma diversa de ver y comprender el mundo,
una forma distinta de relacionarse con ese mundo y con los demás.
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