La obra bucea en la etimología, se ríe de
las habituales situaciones embarazosas que crean las palabras de desigual
significado y repasa la unidad de una lengua que, para la secretaria general iberoamericana, Rebeca Grynspan,
es «policéntrica y plural» y se basa en una complicidad entre
«identidades incluyentes que no restan, sino que suman».
Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, dijo
que «solo se mantiene la unidad respetando la pluralidad y la diversidad.
Unidad no significa homologación, la diversidad es riqueza y nos ayuda a huir
del fundamentalismo», lejos de las «invitaciones al sectarismo, el odio o el
racismo».
El libro invita
a celebrar con humor esa riqueza de nuestra lengua, cuyas variedades hay que
respetar y de las que debemos sentirnos orgullosos, lo cual «no es vanidad,
sino responsabilidad. La literatura es la capital de un idioma sin centros»,
muestra de una historia que hemos vivido en común y que con el tiempo se hace
más rica y más diversa, añadió García Montero, quien participa en el libro con
el artículo titulado «En esta lengua nos contamos la vida».
FUENTE: INSTITUTO CERVANTES
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