La muerte llegó a Jerome David Salinger, autor de "El guardián entre el centeno", a los 91 años, en la misma casa de Cornish, en New Hampshire, donde en 1953 inició su reclusión extrema para huir del éxito de esa novela icónica publicada dos años antes. El guardián entre el centeno, del que se han vendido más de 60 millones de ejemplares en todo el mundo y del que aún se venden 250.000 cada año, estaba dirigido a los adultos pero su protagonista inmediatamente se convirtió en el antihéroe por excelencia de toda una generación, la de los adolescentes crecidos en plena guerra fría, que vieron en sus críticas feroces contra el mundo y la moral de los años cincuenta el reflejo de sus propias inquietudes y angustias. El enfrentamiento entre el mundo de los jóvenes y el de los adultos reflejaba también el deseo universal de no crecer, otra cara de uno de los muchos sueños americanos y que de alguna manera, se repite generación tras generación -de ahí su éxito universal-. La novela, en la que Holden Caufield rememora en primera persona desde un hospital psiquiátrico los días posteriores a su expulsión del colegio, se convirtió en novela de culto, algo que fue llevado al extremo por uno de sus máximos fans, Mark David Chapman, el hombre que asesinó a John Lennon en 1980. Chapman llegó a citar el libro del escritor como el lugar en el que encontrar la explicación a aquel acto.
Quizá parte de la fascinación que despierta El guardián entre el centeno se deba también al halo de misterio que ha rodeado a su autor, un niño prolemático, al igual que el protagonista de la novela, que se convirtió en un adulto que por ejemplo obligó a que sus libros no llevaran su foto o a que se quemaran las cartas de sus fans.
Más alla de las consideraciones que nos merezca su autor, para muchos El guardián entre el centeno es una novela única e irrepetible que representa el modelo de historia sobre un joven rebelde a camino entre la infancia y el mundo adulto.
FUENTE: elpais.com
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