REDESCUBRIR EL CLÁSICO DE
SIR ARTHUR CONAN DOYLE
Foto: Warner Bros.
Robert Downey Jr., en el papel de Sherlock Holmes, y Jude Law, como su inseparable doctor Watson, protagonizan la "fresca y excitante" adaptación al cine dirigida por Guy Ritchie de los relatos de Sir Arthur Conan Doyle.
"Excéntrico, brillante y atractivo", así es, en palabras de Jude Law, el Sherlock Holmes que encarna Downey Jr. en este filme de acción, dirigido al público joven. De ahí que esta versión ofrezca una imagen "renovada, fresca y excitante", pero sin olvidar al creador de Holmes. "La película tiene un enfoque dual, con el máximo respeto a Conan Doyle, pero con mucha energía", explicó el actor que encarna a un doctor Watson "a la altura" de Holmes. "Forman un dúo, y más que jefe y siervo, son iguales, socios", apuntó Downey Jr.
"Excéntrico, brillante y atractivo", así es, en palabras de Jude Law, el Sherlock Holmes que encarna Downey Jr. en este filme de acción, dirigido al público joven. De ahí que esta versión ofrezca una imagen "renovada, fresca y excitante", pero sin olvidar al creador de Holmes. "La película tiene un enfoque dual, con el máximo respeto a Conan Doyle, pero con mucha energía", explicó el actor que encarna a un doctor Watson "a la altura" de Holmes. "Forman un dúo, y más que jefe y siervo, son iguales, socios", apuntó Downey Jr.
La trama de este Sherlock Holmes, del que es posible que haya una secuela, tiene al misterioso Lord Blackwood como detonante: dice tener poderes sobrenaturales, ser aliado de Satán y quiere dominar al mundo entero imponiendo el miedo.
Holmes, que en sus momentos de hastío sin casos que resolver se dedica a probar anestésicos con su perro y a tocar el violín a horas intempestivas, y Watson, a punto de prometerse con su joven y guapa novia, tendrán que intentar pararle los pies y en el camino se encontrarán con la bella Irene Adler (McAdams), el antiguo amor del detective.
Holmes, que en sus momentos de hastío sin casos que resolver se dedica a probar anestésicos con su perro y a tocar el violín a horas intempestivas, y Watson, a punto de prometerse con su joven y guapa novia, tendrán que intentar pararle los pies y en el camino se encontrarán con la bella Irene Adler (McAdams), el antiguo amor del detective.
Para Ritchie, director de la película, ésta tiene dos personajes secundarios excepcionales: Londres (con escenarios retocados digitalmente) y la música.
Pero, ¿por qué nos gustará leer y ver historias policíacas en las que se trata de descifrar enigmas y descubrir la cadena de sucesos y motivaciones detrás de un crimen? ¿Por qué un personaje ficticio como el detective Sherlock Holmes goza de tal popularidad que incluso se les dedica un museo: el Sherlock Homes Museum, en la calle Baker Street 221-B de Londres, promovido como “el hogar oficial de Sherlock Holmes”? La popularidad de las novelas, obras de teatro y películas policíacas seguramente tiene muchas explicaciones pero hay un ingrediente que los distingue y vuelve fascinantes: la emoción del lector/espectador por experimentar el suspense al seguir una cadena argumental para llegar a una conclusión que explica tal o cual hecho y la deducción lógica basada en la observación que caracteriza a detectives como Sherlock Holmes, del escritor Conan Doyle, o Hercule Poirot y Miss Jane Marple, de Agatha Cristie, poseen una atracción poderosa sobre el lector. El cine como lugar privilegiado para vivir la experiencia del suspense se ha servido sin ningún tipo de miramientos de estos personajes y de la cadena argumental con los que resuelven casos policíacos difíciles.
FUENTE : EUROPA PRESS, MILENIO
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