La Cenicienta es un cuento de hadas que cuenta con varias
versiones, orales y escritas, antiguas y modernas, procedentes de varios
lugares del mundo. Una de las formas del cuento de la Cenicienta más conocidas
en occidente es la de Charles
Perrault, que escribió en 1697 una
versión de la historia transmitida mediante tradición
oral; la de Perrault se conoce con el título Cendrillon ou La petite pantoufle
de Verre (Cenicienta o El
zapatito de cristal).
Es precisamente esta versión la que ha seguido
Kenneth Branagh para realizar esta nueva incursión cinematográfica en el cuento
de Cenicienta que destaca por su fidelidad, exquisitez y un deseo de tratar el
cuento sin traerlo al presente ni hacer reinterpretaciones del mismo.
Cenicienta es la única hija nacida del
primer matrimonio de un noble rico viudo que se casa por segunda vez con una
malvada mujer también viuda que tiene dos hijas tan malvadas como ella. La
madrastra de Cenicienta obliga a Cenicienta vestirse con ropa vieja, estropeada
y sucia y a hacer todas las tareas de la casa, para así tener a la hija de su
esposo por debajo de las suyas.
Para casar al príncipe, se invita a las
jóvenes del reino a un baile en el que el heredero del trono habrá de escoger
esposa.
Cuando se van al baile las dos
hermanastras, Cenicienta, que ha tenido que ayudarlas a vestirse, es obligada a
quedarse en la casa. En medio de su desesperación, a Cenicienta se le aparece
su hada madrina. Cenicienta le
pide ayuda y el hada, haciendo uso de la varita
mágica, conseguirá… que el príncipe y Cenicienta
se enamoren. Como es natural Cenicienta perdona a sus dos hermanastras, que
irán a su boda y se casarán el mismo día con dos nobles de la corte. Y todos
vivirán felices para siempre.
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