El teatro es una de las
máximas expresiones de arte, cultura y belleza del mundo. Este género artístico
es uno de los más antiguos que existe y entorno a él giran muchas de las
anécdotas más sorprendentes e inimaginables.
El miedo a utilizar prendas
de color amarillo en el escenario o pronunciar las palabras “buena suerte”
antes de empezar la función son solo algunas de ellas, sin embargo, estas no
son las únicas.
Por ello, y con motivo
del Día Mundial del Teatro que se celebra hoy 27 de marzo, Coolturebox ha
elaborado un listado de 6 supersticiones más llamativas del mundo teatral.
Silbar durante una obra
de teatro es símbolo de mala suerte.
Hubo una época en que los técnicos y
directores de una función se comunicaban gracias a un código especial: a través
de silbidos. Nadie más podía hacerlo o de lo contrario, podría llevar a error y
convertirse en un problema grave durante la función.
Estas plumas tan coloridas e hipnotizantes
recordaban en el mundo del espectáculo a un ojo diabólico, lo que llevaba a
relacionarlo con el mal de ojo.
Regalar flores siempre ha sido una
apuesta segura para demostrar el afecto que se siente por otra persona. Sin
embargo, en una función no todos los tipos de flores eran bien vistos. En el
siglo XIX, las flores servían a los directores para comunicarles a las actrices
si seguían en la compañía o la abandonaban. De esta forma, mientras que las
rosas eran deseadas por todas las actrices ya que garantizaban su trabajo, los
claveles representaban el despido inminente.
Quizá equivocarse pueda asustar. No obstante, en teatro, no errar es
sinónimo de fracaso, al menos en el ensayo general ya que en una representación
esto puede significar que todo va a salir bien durante el estreno y que la
función va a ser todo un éxito.
¡Que nunca se apaguen
las luces!
El escenario nunca se deja en la penumbra absoluta; siempre tiene
que haber algo de luz. Hay muchas leyendas que afirman que, para ahuyentar a
los fantasmas fuera de las tablas, tiene que haber al menos una luz prendida.
“La obra
maldita”.
Algunas obras que han sido representadas en teatro se han ganado el
título “malditas”. Un ejemplo claro es la famosa obra ‘Macbeth’ de William
Shakespeare debido a que el teatro de Lisboa en el que se representaba la obra
en el año 1964 acabó ardiendo en llamas.
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