De mujeres
que a lo largo de la historia tropezaron con la condición de ser mujeres en un
mundo maniatado por los hombres; de mujeres que, a pesar de ello, supieron
levantarse y seguir siempre adelante; de mujeres con fracasos, pero también con
grandes logros y con victorias que no fueron vitoreadas por muchos hombres que
las vivieron como sus propias derrotas y no como grandes éxitos para ellas y para
ellos, para el género humano sin sexo; de mujeres llenas de coraje, de valentía,
de inconformismo, mujeres poco conocidas y, la mayoría de la veces, menos
reconocidas aún, no porque no consiguieran hacer un mundo mejor en cada una de
las facetas en las que destacaron, sino porque eran mujeres.
Estas
últimas semanas nuestro alumno ha llenado de sentido los vagones de un tren que
ahora circula por nuestro centro cargado con las vidas de ciento cincuenta mujeres, pero
también con sus esperanzas, con sus modelos, con sus deseos, pero, sobre todo,
con la esperanza de alcanzar un mundo en el que ya no haga falta el 8 de Marzo.
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