viernes, 15 de noviembre de 2013

DÍA DE LA TOLERANCIA EN UN MUNDO EN TRANSICIÓN


El 12 de Diciembre de 1996, la Asamblea General declaró el 16 de noviembre de cada año como Día Internacional para la Tolerancia. Esta decisión fue tomada luego de la celebración en 1995 del Año de las Naciones Unidas para la Tolerancia, proclamado por la Asamblea a iniciativa de la Conferencia General de la UNESCO. El 16 de noviembre de 1995, los Estados miembros de la UNESCO habían aprobado la Declaración de Principios sobre la Tolerancia y el Plan de Acción de Seguimiento del Año.


En un mundo como el actual valores como la TOLERANCIA son a veces casi la única esperanza que nos queda para soñar con un mundo mejor. Os proponemos la lectura y, sobre todo, la reflexión en torno a este mensaje del Secretario General de la ONU en relación con otro de esos días que nos gustaría no celebrar, el DÍA INTERNACIONAL DE LA TOLERANCIA. Tras una visión un tanto apocalíptica del momento actual de nuestro mundo parece atisbarse una pequeña esperanza de la mano de la tolerancia.

  
Mensaje del Secretario General con ocasión del Día Internacional para la Tolerancia
16 de noviembre de 2013

Estamos viviendo un período de transición mundial. Están surgiendo nuevos centros de poder y dinamismo económico. La tecnología nos conecta cada vez más estrechamente, y los intercambios culturales se profundizan cada día más, pero ello no significa que haya una mayor comprensión. Las sociedades son más diversas; sin embargo, en muchísimos lugares, la intolerancia va en aumento.

En todo el mundo, las naciones y las comunidades afrontan graves y persistentes problemas de orden económico, social y ambiental. La pobreza, el hambre y las enfermedades siguen teniendo magnitudes inaceptables. Todas las regiones experimentan los crecientes efectos del cambio climático. Los desastres naturales son un constante recordatorio de la vulnerabilidad humana. En todo el mundo persisten los conflictos y las tensiones entre comunidades. Millones de personas se ven amenazadas a diario por la violencia y los desplazamientos.

Para estos problemas, polifacéticos e interrelacionados, no hay soluciones individuales. Solo podemos avanzar como comunidad de naciones y culturas recurriendo a la solidaridad humana y reconociendo que compartimos un destino común. Por eso es tan importante la tolerancia.

La tolerancia no es pasiva. Exige la decisión activa de dar un paso hacia el otro partiendo de la comprensión y el respeto mutuos, especialmente cuando hay un desacuerdo. La tolerancia implica reconocer que nuestra diversidad es una ventaja, una fuente de creatividad y de renovación para todas las sociedades.

La tolerancia puede, y debe, aprenderse. Debemos enseñar a las niñas y los niños no solo a convivir, sino también a actuar juntos como ciudadanos del mundo. Hemos de fomentar la tolerancia promoviendo la comprensión y el respeto entre culturas, desde los parlamentos hasta los patios de recreo. Tenemos que enfrentar la creciente desigualdad y rechazar la exclusión social basada en el género, la discapacidad, la orientación sexual o el origen étnico o religioso.

La tolerancia es el cimiento más firme de la paz y la reconciliación. Nunca ha tenido tanta importancia como en esta época, en que el cambio es rápido y a menudo asombroso. En este Día Internacional, hago un llamamiento a los dirigentes de los países y las comunidades, y a todos los que ejercen influencia a través de los medios de comunicación tradicionales y sociales y entre sus pares, para que hagan de la tolerancia el vínculo que ha de unirnos en el viaje compartido hacia un futuro pacífico y sostenible.


Y NOSOTROS nos declaramos ZONA DE TOLERANCIA,

 al menos por un día.



FUENTE: ONU

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