En
un día como el de hoy no hemos podido evitar hacer referencia a la versión
vigésimo tercera del Diccionario de la Real Academia Española que saldrá a
finales de 2014. Esta nueva edición promete algunas novedades muy
significativas, al menos desde el punto de vista del sexismo.
Finalmente y tras
la reiterada petición realizada desde distintas instancias, algunas de las
acepciones más denostadas por su sesgo machista desaparecerán. Ya no será más
huérfano quien pierda al padre que a la madre. Lo femenino no equivaldrá a
débil y endeble, ni lo masculino a varonil y enérgico. Tampoco babosear tendrá
entre sus variadas definiciones la de “obsequiar a una mujer con exceso”
(aunque esta se enmendó durante una de las cinco actualizaciones realizadas
desde 2001, cuando se publicó la 22ª edición del DRAE).
En
las casi 93.000 entradas que recogerá la nueva obra (5.000 más que la actual)
se incorporarán enmiendas en los nombres de profesiones o actividades que
desempeñan mujeres. Entre otras, tendrán lema doble: alfarero, -ra, camillera,
-ra, cerrajera, -ra, enterrador, -ra, herrero, -ra, picapedrero, -ra,
costalero, -ra o soldador, -ra. Otras pasan a ser un nombre común en género,
esto es, un término con masculino y femenino según el contexto, que sirve para
unas y otros sin necesidad de alterar la terminación (el/la concertino, el/la
submarinista o el/la guardabosque).
“La
edición de 2014 tendrá miles de novedades, algunas tan minúsculas que los
lectores no las van a captar”, precisa su director, el académico y catedrático
de la Lengua Española, Pedro Álvarez de Miranda. “Se trata de que el
Diccionario sea mejor, no menos machista, sino de que lo que diga sea verdad.
Parece que solo actuamos a instancias de parte y no es así… no se cambia por
protestas sino porque no es verdad. Lo que no se puede pretender es cambiar la
realidad a través del Diccionario. Si la sociedad es machista, el Diccionario
la reflejará. Cuando cambia la sociedad, cambia el Diccionario”, añade.
Eulalia
Lledó, una catedrática de Lengua y Literatura de secundaria que lleva años
investigando los sesgos sexistas en el lenguaje, solo comparte con el académico
un aspecto: el retrato de la realidad. En su opinión, la casa es refractaria a
incorporar usos igualitarios que están en la calle. “El DRAE está a años luz de
la sociedad. Arrastra una inercia que parece que les gusta. Una de las misiones
del Diccionario es reflejar la realidad. Si lees las definiciones de madre,
padre o huérfano verás que no la reflejan. El androcentrismo y el sexismo son
tópicos que contravienen la realidad”.
Nosotros solo os pedimos
que leáis algunas acepciones del Diccionario de la Real Academia
Española que serán modificadas en la edición que se publicará a finales de 2014.
Huérfano. Dicho
de una persona de menor edad: a quien se le han muerto el padre y la madre o
uno de los dos, especialmente el padre.
Gozar. Conocer
carnalmente a una mujer.
Cocinilla. Hombre
que se entromete en cosas, especialmente domésticas, que no son de su incumbencia.
Periquear. Dicho
de una mujer: disfrutar de excesiva libertad.
Cancillera. Cuneta
o canal de desagüe en las lindes de las tierras labrantías.
Edén. Paraíso
terrenal, morada del primer hombre antes de su desobediencia.
Hombre. Ser
animado racional, varón o mujer. / Individuo que tiene las cualidades
consideradas varoniles por excelencia, como el valor y la firmeza.
Mujer. Persona
del sexo femenino. / Que tiene las cualidades consideradas
femeninas por excelencia.
Femenino. Débil,
endeble.
Masculino. Varonil,
enérgico.
Padre. Varón
o macho que ha engendrado. / Cabeza de una descendencia, familia o pueblo. /
Padre de familia: jefe de una familia aunque no tenga hijos.
Madre. Hembra
que ha parido. / Madre de familia: mujer casada o viuda, cabeza de su casa.
No sabemos si un
Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española menos sexista nos llevará
a una sociedad menos machista, pero tal vez sea un primer paso reconocer que
esa realidad está muy presente en el lenguaje que utilizamos y a veces incluso
certificado por ilustres instituciones como la citada. Mientras tanto empezaremos por intentar hacer un uso no sexista del lenguaje y nos declaramos
FUENTE: EL PAÍS
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