Hace 80 años se produjo uno de los mayores hitos de la democracia española, y es que el 19 de noviembre de 1933 se celebraron las primeras elecciones en las que las mujeres pudieron votar.
A pesar de la normalidad con la que hoy en día se trata este derecho, el camino ha sido largo y son muchas las mujeres anónimas que han puesto su vida al servicio de una causa que requirió esfuerzo y en muchas ocasiones sacrificio.
El año 1931 fue el comienzo de lo que se convertiría en un paso fundamental hacia la democracia y el estado de derecho tal y como hoy en día se conoce. El 9 de diciembre de este año la petición de tantas sufragistas llegó a las cortes republicanas. La lucha de tantas activistas a lo largo de la historia debió de ser la fuerza final que ayudó a Clara Campoamor a convertirse en la protagonista absoluta y a defender, contra viento y marea y contra las otras dos únicas mujeres que se encontraban en la sala (Margarita Nelken y Victoria Kent), el derecho a poner a la mujer en el lugar que le correspondía.
A pesar de que una parte importante de las cortes señalaba que no se debía conceder el voto a las mujeres porque éstas, influidas por la Iglesia, votarían a la derecha, los argumentos de Campoamor consiguieron imponerse (161 votos a favor frente a 121 en contra) y propiciaron un cambio importantísimo en la Carta Magna (aunque hasta 1933 no se hizo efectiva) y en la historia de los derechos femeninos.
Con esta decisión España se situaba por encima de países como Francia o Italia en el que las mujeres no gozaban de un derecho tan básico.
Las palabras de Clara Campoamor, su insistencia y su firme creencia de que la mujer debía ser reconocida como ser humano con todos sus derechos, fueron los verdaderos partícipes de que hace 80 años la mujer comenzara a equiparar sus derechos a los de los hombres.
El primer país en reconocer el voto femenino fue Nueva Zelanda, en 1893, mientras que los últimos han sido los Emiratos Árabes Unidos, en 2006.
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