Hace un año le dispararon en la cabeza a
la salida de la escuela. Se salvó y se refugió en Gran Bretaña. Su historia
recorrió el mundo. Hoy, es candidata al premio Nobel de la Paz y cuenta su vida
en un libro.
Malala Yusafzai, la adolescente pakistaní
herida de un balazo en la cabeza por unos talibanes ,cuenta su vida en un libro. “A Dios gracias, no estoy
muerta”, fue el primer pensamiento de la joven tras el atentado cuando despertó
en una cama de hospital en Gran Bretaña. El motivo del ataque del Talibán era
claro: ella se atrevió a levantar su voz para defender el derecho a la
educación de las niñas.
“Aunque Malala escribía un blog anónimo
para el Servicio Urdu de la BBC donde hablaba de sus miedos y esperanzas de
poder seguir yendo a la escuela, no dudaba en expresar públicamente sus
opiniones sobre el derecho de las mujeres a la educación y había participado en
un programa de televisión nacional en el que habló con valentía sobre el tema”,
explican desde BBC Mundo. “Se convirtió en una figura pública al defender el
derecho de las niñas a la educación después de que los talibanes se hicieran
con el control de Swat en 2007, prohibiéndoles ir a la escuela y llegando a
bombardear colegios”.
Co-escrita por la periodista británica
Christina Lamb, “I am Malala: the girl who stood up for education and was shot
by the taliban” (“ Yo soy Malala: la niña que se alzó por la educación y fue
baleada por los talibanes”), detalla el terror que sintió la joven, ahora de 16
años, cuando dos hombres subieron al autobús en que viajaba con sus compañeras
el 9 de octubre de 2012 y uno de ellos le disparó en la cabeza.
En el libro confiesa que no recuerda con
precisión esa agresión que conmocionó a parte de la opinión pública. Lo único
que recuerda es que iba sentada con sus amigas en un autobús que debía
conducirlas a la escuela en el valle de Swat (noroeste), región montañosa que
el ejército pakistaní recuperó a los talibanes en 2009. Sus amigas le contaron
que un hombre enmascarado subió al autobús y preguntó quién era Malala, apuntó
un arma contra ella y le disparó a la cabeza.
Después de despertar en un hospital de
Birmingham, en Gran Bretaña, se empezaron a agolpar las preguntas en su cabeza:
“¿Dónde estoy? ¿Quién me ha traído? ¿Dónde están mis padres? ¿Sigue vivo mi
padre? Estaba aterrada”, cuenta la joven. “Lo único que sabía es que Alá me
había bendecido dándome una nueva vida”, añade.
Sus padres pudieron reunirse con su hija
16 días después del atentado, y Malala pudo por fin dar rienda suelta al
llanto. “Durante todo el tiempo que pasé en el hospital no lloré, ni siquiera
cuando tenía todas esas agujas en el cuello o cuando me retiraron las grapas de
la cabeza”, cuenta.
El libro describe el brutal dominio de
los talibanes en el paquistaní valle de Swat, en el noroeste, a mediados de los
2000; su aspiración a entrar algún día en política e, incluso, el breve
coqueteo de su padre con el fundamentalismo islámico cuando era joven. Malala
vive ahora en Birmingham, adonde fue
trasladada para ser tratada, y sus textos narran la nostalgia por su país y sus
dificultades para integrarse en la vida inglesa. Cita como inspiración a
Benazir Bhutto, la ex primera ministra paquistaní asesinada, y afirma su
determinación de volver algún día a su país y convertirse en política.
“Me
salvé por una razón: para usar mi vida ayudando a la gente”, dice.
FUENTE: ENTREMUJERES.COM
0 comentarios:
Publicar un comentario