ENCUENTRO
CON
"TUERTO,
MALDITO Y ENAMORADO",
ENCUENTRO
CON LA POESÍA,
ENCUENTRO
CON NOSOTROS MISMOS
Equipado
con una maleta y a la hora convenida llegó hoy a nuestro centro un curioso
personaje que, para presentarse, dijo que evidentemente no era Rosa Huertas, la autora de “Tuerto, maldito y
enamorado”, sino Raúl Vacas quien nos propuso a continuación una increíble aventura
que partía de un libro que a partir de hoy siempre nos unirá a Raúl y,
naturalmente, a Rosa Huertas.
Empezaba
en ese momento un trepidante viaje en el que las distintas estaciones, las
paradas que hicimos, los lugares que visitamos estuvieron marcados por los
objetos que de manera inesperada, como si de una nueva Mary Poppins se tratase,
salieron de su maleta, esa que le acompaña ahora a él, pero que ya ha vivido
antes al menos otra vida.
Punto
de partida “Tuerto, maldito y enamorado”, una obra sorprendente, que todos ya
conocemos y admiramos y que, de manera ingeniosa, ha conseguido unir a una
alumna de cualquier instituto como el nuestro con un personaje que tuvo sus más
y sus menos con Lope de Vega.
En
un giro inesperado nos encontramos hablando de Lope, de su época, del valor de
la palabra en esos tiempos, de Quevedo y de lo difícil que nos resulta a veces
acercarnos a la poesía. Tal vez sea porque no la encontramos en los textos que
nos proponen, porque a veces es difícil entenderla, porque pensamos que es una
cuestión de la asignatura de lengua y
solo tres o cuatro veces por semana, porque no la vivimos, porque no creemos
que la poesía esté en el mundo junto a
nosotros y presente en nuestras vidas, porque no vemos la poesía que hay en las
pequeñas cosas y, como no, en nosotros mismos.
Raúl
Vacas, animador de lecturas en ese momento y poeta convencido del valor de la
poesía durante todo el día, nos habló entonces de sus primeras experiencias
poéticas, no de los primeros poemas que leyó, sino de los primeros poemas que
escribió, como muchos de nosotros, cuando hace algunos años, ya en el instituto,
empezó a enamorarse de las personas y a escribir sobre ellas para después descubrir que también los objetos, los
animales que están junto a nosotros o las asignaturas que estudiamos pueden ser
los dignos protagonistas de un poema.
Reivindicó
la poesía, reivindicó también su utilidad, pero sobre todo pidió que la
buscáramos en nosotros mismos, en las cosas que nos rodean, que la viviéramos,
que la sintiéramos y, de alguna manera, nos dijo a todos los presentes, pero
especialmente a los profesores que estábamos allí, que la defendiéramos, que le
diéramos sentido y, sobre todo, que la amáramos apasionadamente, porque amor solo con amor se aviva.
Gracias
Raúl por este viaje a la poesía de la mano de “Tuerto, maldito y enamorado”.
0 comentarios:
Publicar un comentario