Como otros centros de
enseñanza también nosotros hemos pretendido que el Día del Libro estuviera
presente durante estos días en nuestro instituto. No pretendíamos organizar un
acto grandilocuente y multitudinario. Nuestro objetivo era celebrarlo
en la intimidad de la biblioteca invitando a nuestro alumnado no a una charla conferencia sino a un diálogo a través del cual pudiéramos hablar de nosotros y, como es natural, de libros.
El punto de partida era,
como ya hemos dicho, una cita en la biblioteca, una invitación que se hizo
extensiva a todo el alumnado de la
ESO de nuestro centro, dieciséis grupos en total. Nuestras primeras
palabras al recibirlos fueron de agradecimiento por acompañarnos nuevamente en
la biblioteca para posteriormente preguntarles si conocían el motivo de la
visita. No se trataba de abrumarlos con una lección magistral, sino más bien de
conseguir que con la participación de todos fuéramos construyendo lo que
pretendíamos dar a conocer. Afortunadamente siempre hemos encontrado alumnos
que inicien el camino, que nos hablen de la celebración de El Día del Libro,
que puedan hablarnos además de esa fecha simbólica del 23 de abril, y que nos lleven a
afirmar finalmente con alegría que ese día no es para nosotros un día
cualquiera. Fuimos de esa manera construyendo un edificio en el que tuvieron
parte también los inicios de ese Día del Libro en Cataluña, su extensión
posteriormente al resto de España y su celebración a nivel mundial en la
actualidad. También hablamos de esa hermosa vinculación entre el libro y la
rosa y de imágenes del pasado lunes, ya no sólo en Cataluña, que nos hacían
pensar que cuando una rosa asomaba tímidamente en una bolsa era porque uno o varios
libros le acompañaban en el interior.
Para tratar todo esto o a
manera de resumen utilizamos las entradas de nuestro blog. Nuestro querido
Forges nos volvió a arrancar una sonrisa con su viñeta alusiva a esta
celebración que es más bien una invitación a la reflexión. Todos cambiamos, el
mundo cambia y los libros no son ajenos a ello. Sin miedos nos plateamos cómo
sería nuestra biblioteca en el futuro, es decir, dentro de treinta o cuarenta años,
y concluimos que, sin pretender entrar en un debate más profundo, lo
fundamental seguirá siempre siendo que haya historias que contar y que los
escritores, en un acto de generosidad
sin límites, nos sigan entregando sus historias para compartirlas con nosotros,
sus lectores.
En unos días como éstos
tampoco podía faltar Federico García Lorca. Durante este curso hemos
intentado descubrir a Lorca no solo como escritor sino también
como persona, para ello hemos llevado a cabo diversas actividades en nuestro
centro y ahora, también en el Día del Libro, nos parecía lógico ahondar aún más
en este sentido. Gracias al maravilloso montaje audiovisual del CEIP San
Francisco de Asís de Alameda hemos podido disfrutar de un Lorca que no siempre
está presente en los libros. Nosotros
mismos hubiéramos podido hacer ese trabajo pero, ya que no ha sido posible
adentrarnos en el mundo lorquiano de esa manera, acercarnos a Fuente Vaqueros,
reconstruir la vida de Lorca a través de sus imágenes o acercarnos a sus versos
y dibujos como nuestros amigos de Alameda han hecho, agradecemos ese maravilloso
regalo que han compartido con todos nosotros.
La última parte de
nuestro acto ha tenido que ver también con Lorca y con una foto de Lorca con Luis
Buñuel en una atracción de feria. Se trata de una foto que está también
presente en el montaje del CEIP San Francisco de Asís. Nuestro compañero de
dibujo pensó hace unos meses que podríamos reproducir esa foto a tamaño real
para ser nosotros los que acompañáramos en ese viaje imaginario a Lorca. Así lo
hicimos y como broche final de cada uno de estos encuentros hemos propuesto a
nuestro alumnado hacernos una foto de grupo junto a Lorca.
Terminaban de esta manera
unos encuentros con nuestros alumnos que han pretendido de alguna manera
conseguir que que continuáramos llevando a Lorca en el corazón y que pensáramos
en el libro, no sólo como herramienta de trabajo sino como motivo de disfrute.
Realmente concluimos que celebramos el Día del Libro no el 23 de abril sino
cada vez que disfrutamos con la lectura
y, sin ningún tipo de dudas, quien lo probó lo sabe.
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